DEPORTES › BRASIL, DE CARA AL MUNDIAL
Con la conquista de la Copa de las Confederaciones, en el Maracaná y a un año del inicio del Mundial, Brasil logró más que un título: reverdeció su favoritismo a quedarse con la Copa del Mundo, una candidatura desdibujada en las últimas temporadas.
La conquista es una enorme bocanada de aire fresco para el equipo conducido ahora por Luiz Felipe Scolari, llamado de urgencia menos de un año atrás para rescatar al equipo de una medianía preocupante para el organizador de la Copa del Mundo. El entrenador ha reiterado que su selección es un “equipo en formación”.
“Tenía que armar el equipo, armar el grupo, dar confianza al grupo, teníamos que ganar una competencia para sentirnos grandes. Tenemos que jugar como un equipo grande, sabiendo que tenemos que caminar mucho para llegar adonde están otras selecciones como España, Alemania, Argentina”, indicó el técnico en la conferencia de prensa tras la final.
Scolari reconoció lo que no escapa al mundo del fútbol: que Brasil venía un escalón detrás del campeón del mundo, de la explosión argentina del último año y de la fecunda realidad del fútbol alemán.
El torneo fue además la confirmación de Neymar, considerado por la prensa como el mejor jugador del campeonato. El nuevo astro del Barcelona había llegado al torneo en medio de críticas por su discreto rendimiento en la Selección, distante de aquel que lo hizo brillar en el Santos.
La nueva “seleçao” de Scolari, artífice del quinto título mundial de Brasil, se convirtió en una máquina de ganar. Obtuvo el Grupo A con victorias frente a Japón (3-0), México (2-1) e Italia (4-2). Uruguay apareció en su camino en las semifinales y estuvo a punto de aguarle la fiesta de no ser por el polifuncional Paulinho, que faltando cuatro minutos para el final de los 90 minutos puso el 2-1 en un partido tenso, bien planeado por la celeste y que logró frenar el ímpetu que traía el equipo local.
Fiel a su gusto, Scolari logró formar una línea defensiva de primer nivel, considerada una de las mejores del mundo a nivel de selecciones, con Dani Alves (Barcelona), Thiago Silva (París SG), David Luiz (Chelsea), Marcelo (Real Madrid). Contó con el cerrojo del veterano guardameta Julio Cesar, vital en el andamiaje del nuevo equipo y quien había sido desterrado por el anterior entrenador Mano Menezes.
En el medio, puso a funcionar a Luiz Gustavo (Bayern Munich) al lado de Paulinho (todavía en el Corinthians), aunque Oscar (Chelsea) alternó altas y bajas y no termina de convencer del todo a la “torcida”.
Para acompañar a Neymar, Scolari eligió la potencia de Hulk (Zenit) y se la jugó en el puesto de centrodelantero con Fred, el ex artillero del Lyon ahora en el Fluminense, de gran físico y enorme olfato, que le marcó un gol a la Selección Argentina local en la Bombonera en el último Superclásico de las Américas (la noche que Ignacio Scocco marcó dos goles) y que devolvió la confianza con goles: sumó cinco en el torneo y no fue Botín de Oro sólo porque el español Fernando Torres marcó la misma cantidad jugando menos minutos.
Brasil refrescó su candidatura: comenzó a tener cara de equipo en la Confederaciones, pero Scolari no se cansa de advertir que aún tiene trabajo de cara al Mundial, por lo que podrían aparecer nuevos nombres para complementar la exitosa base que formó.
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