Jacques Rogge, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), defendió el impacto positivo de los Juegos Olímpicos para los países organizadores, después de que en el mes de junio en Brasil miles de manifestantes criticaran los millonarios gastos públicos para el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016. “Debemos explicar muy claramente al público que las inversiones hechas para los Juegos Olímpicos son una herencia duradera para las próximas generaciones”, declaró Rogge.

Para el dirigente, la construcción de una línea de subterráneo, las renovaciones en un aeropuerto o en un puerto son inversiones que servirán a la comunidad durante mucho tiempo, independientemente del impacto que tengan en el deporte. Nada dijo de los “elefantes blancos”, los estadios que se construyen a propósito de la competencia y luego se utilizan poco o nada, generando gastos.

Rogge estimó que “el Mundial será todo un éxito”, tomando en cuenta la pasión de los brasileños por el fútbol, y “será un gran estímulo para los Juegos Olímpicos”.