Mié 27.08.2003

DEPORTES  › EL BASQUETBOL CAYO 94-86, JUGANDO MUY BIEN, ANTE EL DREAM TEAM

Mejor en la cancha que en el tablero

El resultado no empañó una estupenda actuación de la Selección Argentina, que estuvo muy cerca de quedarse con la victoria. La derrota no complica las posibilidades de clasificarse para los Juegos Olímpicos. Hoy juega ante Venezuela.

La hazaña estuvo cerca. Apenas faltó un empujoncito para completar otro triunfo memorable sobre Estados Unidos, pero el resultado no empañó una estupenda actuación de la Selección Argentina de básquetbol. El 94-86 final no refleja con exactitud las dificultades que le planteó al Dream Team a lo largo de todo el encuentro y lo cerca que estuvo de quedarse con la victoria. Una brillante conducción de Juan Ignacio Sánchez y una descomunal labor bajo los tableros de Fabricio Oberto, que por momentos dominó a Tim Duncan, fueron los puntos destacados de un equipo que funcionó como tal y que dejó en claro que sólo con los nombres no alcanza para derrotarlo. Ahora, para garantizar un lugar en las semifinales, Argentina se medirá hoy con Venezuela a partir de las 18 (televisa ESPN+).
Por un momento, por el Coliseo Roberto Clemente sobrevoló el fantasma del 4 de septiembre. Parecía que aquella mágica noche en el Conseco Fieldhouse de Indianápolis se podía llegar a repetir. Es que el equipo argentino recuperó una desventaja de once puntos en el segundo cuarto y llegó a tener una diferencia de cuatro cuando ya promediaba el tercero, además de exhibir todas las virtudes que mostró en el Mundial. Por eso, el Dream Team estadounidense, con las verdaderas estrellas de la NBA, recién pudo quebrar al equipo de Magnano en los últimos dos minutos.
Desde el arranque quedó en claro que el equipo argentino no iba a especular con un juego de trámite tranquilo; no está en la filosofía de este grupo. Más allá de que el entrenador alargó la rotación con el pronto ingreso de todos los suplentes, la actitud fue no dar por perdida ninguna pelota. Tras un primer cuarto parejo en el que Argentina se sostuvo en el marcador gracias a los tiros externos, la diferencia de jerarquía de los recambios pareció definir muy rápido el partido. Un parcial 9-0 en contra, más de cinco minutos sin convertir y algunas decisiones arbitrales discutibles suponían un handicap demasiado alto ante semejante rival. Pero un par de aciertos desde afuera y una mayor intensidad defensiva sirvieron para volver al juego con posibilidades.
Una mayor participación de Emanuel Ginóbili y el protagonismo en ataque que asumió Oberto resultaron claves para que Argentina dominara el tercer cuarto y llegara a sacar cuatro puntos de ventaja. En ese pasaje, el equipo mostró la mejor cara del torneo, al nivel de lo que había exhibido en Indianápolis. Sin embargo, la salida para descansar del pivot y la floja respuesta de su reemplazante, Luis Scola, le permitieron a los estadounidenses retomar el control del marcador. De allí hasta los dos minutos finales, el partido estuvo para cualquiera. Claro que en ese momento aparecieron las individualidades: Allen Iverson clavó un triple con marca encima. En el ataque siguiente, Jermaine O’Neal le metió un tapón a Oberto cuando Argentina se podía poner a dos y en el contragolpe Carter definió con una volcada marca registrada. Ahí se acabó el partido. Habrá que esperar la revancha, posiblemente en la final del domingo. Argentina ya demostró que tiene potencial para soñar.

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