Desde Belo Horizonte

En cualquier medio de transporte, los hinchas argentinos van llegando a Belo Horizonte.
Imagen: DyN.

Comenzaron a llegar en masa a esta ciudad, la capital del estado de Minas Gerais, los primeros turistas argentinos, provenientes en su mayoría de Río de Janeiro, donde aprovecharon los días de playa tras el partido del debut frente a Bosnia. Las autoridades estiman que durante el fin de semana se alojarán aquí unos 25.000 hinchas argentinos, un número que puede llegar a quedar corto si se suman aquellos turistas que no cuentan con tickets para ingresar al estadio Mineirao, donde la Selección se enfrentará con Irán, o no han hecho reservas en los principales hoteles de esta inmensa ciudad. También se estima que los comercios incrementarán la facturación el doble que de costumbre. Pero no todo se presenta como bueno, ya que también existen temores de que los hinchas argentinos se crucen por las calles con los ingleses, cuando éstos vengan a Belo Horizonte para presenciar el partido del martes frente a Costa Rica, en la jornada que cerrará el Grupo D.

“Unos 160.000 turistas de unos 40 países, de los cuales 25.000 son argentinos; la capacidad hotelera ocupada en un ciento por ciento; 390.000 hinchas entre extranjeros y brasileños visitarán el estadio Mineirao durante la Copa”, cuenta en su portada de Economía el diario local O Tempo, que informa además que según los cálculos del Ministerio de Economía brasileño, el promedio de lo que gastarán los turistas en la copa será de 5500 reales (unos 27.500 pesos). Sólo en esta primera semana en todo Brasil, donde los hinchas colombianos fueron mayoría, seguidos por los argentinos, se han registrado, de acuerdo con datos oficiales de Visa, pagos con tarjetas de crédito por 27 millones de dólares.

“Los argentinos copan Savassi”, indica Estado de Minas que ilustra sus dichos con una pareja de bailarines de tango luciéndose en las calles del coqueto barrio requerido por los turistas. En ambos periódicos, la temprana eliminación de España ocupa el lugar central.

Los argentinos que continúan llegando aquí ocupan los lugares que dejaron los hinchas argelinos, que con su huida aliviaron el trabajo de los empleados de los hoteles, que debieron trabajar más de la cuenta para atenderlos. “Son muy ruidosos y desordenados. Vienen todos juntos a pedirte cosas al mismo tiempo. Para no-

sotros es un alivio el cambio de turistas”, le cuenta a Página/12 Patricio, recepcionista de un importante hotel céntrico, a quien por su buen dominio del francés le tocó atender la mayoría de los pedidos de los torcedores de Argelia.

Durante la tarde de ayer, el famoso barrio de Savassi, con sus calles atestadas porque aquí se conmemoró un feriado religioso, se pudieron ver muchísimos argentinos, que se mezclaban con los colombianos que festejaban con cumbia incluida su victoria con clasificación ante Costa de Marfil.

“El Mundial nos va a salir 20.000 pesos a los dos, con entradas incluidas”, cuentan dos muchachos que, para que la ecuación les cierre, viajaron en micro desde Bariloche, realizando escalas en Córdoba, Porto Alegre y San Pablo, para finalmente llegar ayer a Belo Horizonte, donde tienen alojamiento gratuito, y desde donde partirán otra vez en micro para Porto Alegre, para ver también el encuentro ante Nigeria.

No es el caso de una familia cordobesa que se pasea por la peatonal Antonio Albuquerque con camisetas de Argentina y de River: “Vinimos con otra familia cordobesa y sólo tenemos entradas para un partido, el de Irán, igual nos vamos a quedar aquí una semana. Hemos hecho un gran esfuerzo, estimamos un costo de 50.000 pesos por familia”.

Con las familias y los jóvenes argentinos también llegaron los primeros barrabravas, que en los bares hincharon los 90 minutos por los uruguayos. Justamente, una de las cosas que más temen las autoridades en BH es la posibilidad de que se dé algún enfrentamiento entre hinchas argentinos e ingleses. Para evitar ése y otros problemas referentes a la seguridad de los visitantes, la policía militar de Minas Gerais cuenta con una división dedicada absolutamente a la competencia, el Batallón de la Copa, a cuyos miembros se los puede identificar por un distintivo blanco que les cubre el hombro izquierdo y en el que se aprecia el logo oficial de la Copa del Mundo.