Vie 20.06.2014

DEPORTES  › COMO CUBRE LA TV EL MUNDIAL

Primero, el fútbol

› Por Emanuel Respighi

El Mundial de Brasil 2014 será recordado por los argentinos que lo siguen a diario por la pantalla chica como el de la cobertura menos vergonzante de los últimas décadas. Además de la enorme cantidad de goles y equipos que salen a jugar mirando el arco contrario, ésta también es una buena noticia: mientras las publicidades mundialistas se cubrieron –una vez más– de cierta épica nacionalista y chauvinista, las pantallas argentinas se tiñeron de celeste y blanco con mucho más criterio periodístico que antaño. Allí donde en Sudáfrica 2010, Alemania 2006 o el olvidable Corea-Japón 2002 el zapping se transformaba en el principal aliado del futbolero televisivo, hastiado de chistes donde reírse del distinto era moneda corriente, en Brasil el eje temático parece haberse blindado de la consagrada viveza criolla de la que se ufanaban periodistas deportivos y cronistas varios, convertidos en desagradables humoristas. En este Mundial, con mayor o menor grado de interés, criterio e impacto, la mirada pasa mucho más por el análisis del juego o por encender discusiones futbolísticas. El fútbol volvió al centro de la escena. Afuera y adentro de la cancha.

Un Mundial sin la cobertura del “color” no es un Mundial. La máxima competencia futbolística trasciende a lo que sucede dentro del rectángulo de juego. Sin embargo, durante varios mundiales, buena parte de la TV argentina había puesto el foco principalmente en lo que rodea a lo que sucede en los noventa minutos. Los interminables móviles mundialistas en los que los enviados, sin información, se aventuraban en crónicas que daban vergüenza ajena, no han sido de la partida en la primera semana de Brasil 2014. Hay excepciones, claro. Pero da la impresión de que los periodistas deportivos parecen haber entendido que del ridículo no se vuelve, aun cuando la actuación –en algunos casos rozando lo payasesca– se llevara a cabo cada cuatro años, durante un mes y en continuado.

En un Mundial en el que el uso horario se empareja con el argentino, con partidos que se desarrollan entre las 13 y las 21, el hecho de tener menos necesidad de rellenar probablemente haya influido en la nueva buena. Claro que la felicidad no es completa. Mientras la cobertura de Canal 7 se propone intercalar la transmisión de los partidos con programas periodísticos (De zurda, Mundo Leo Mundial y el ciclo de Sergio Goycochea), DirecTV le imprime una línea periodística latinoamericanista a cargo de especialistas y ex jugadores de cada selección regional que participan de la competencia. DirecTV y la TV Pública garantizan un profesionalismo que no todos logran. Incluso en algunos casos ni siquiera lo desean: el “argento piola” suelto por el mundo fue reemplazado, en buena parte de la televisación mundialista, por la polémica sobre cualquier cosa. No importa si tiene sentido o no. Mucho menos si hay un concepto futbolístico o ético detrás. Lo importante es generar idea de conflicto. Esa es una práctica que ni la enorme cantidad de veces que los futbolistas inflaron la red en este Mundial ha podido desterrar. Por suerte –todavía– hay tres partidos por jornada para comprobar que no hay nada más lindo que ver a la pelota rodar. Y si es en HD, mucho mejor.

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