DEPORTES › LA DUPLA QUE MEJOR FUNCIONA EN LA SELECCIóN ARGENTINA ASEGURó LA CLASIFICACIóN A CUARTOS DE FINAL
En el alargue, el astro abrió el camino, su socio lo facturó. Merecido aunque sufrido triunfo ante Suiza de un equipo que todavía tiene problemas de funcionamiento que resolver.
Página/12 En Brasil
Desde San Pablo
La tensión que vivió la Selección Argentina fue en aumento, y recién encontró el desahogo cuando todo parecía desembocar en una definición por penales. La instancia frente a los suizos dejó nuevamente incógnitas por el nivel que ofreció el equipo, que a pesar de su fútbol deslucido sigue avanzando y ya se encuentra entre los ocho mejores del Mundial. Una vez más, la luz de Messi volvió a iluminar el camino, y la explosión en el estadio apareció cuando faltaban tres minutos para que finalizara el tiempo suplementario. Lo que había ocurrido antes no fue muy diferente de los tres primeros capítulos.
La lesión de Agüero provocó que el esquema fuera otro, pasando de una propuesta audaz a otra más cautelosa. Lavezzi se ubicó como un volante derecho adelantado, para colaborar primero en la contención del lateral izquierdo Rodríguez, y luego incursionar en ataque si la situación lo permitía. El caso de Lavezzi es particular. Cuando le tocó ingresar ante Irán conformó en el instante en que decidió abrirse por la derecha y provocar el desborde constante. Y luego de cumplir ante Nigeria, la oportunidad de jugar desde el inicio finalmente le llegó ayer, donde no pudo ofrecer el mismo desequilibrio.
Como esta situación no le estaba dando resultado a Argentina, el técnico Sabella determinó el cambio de franja con Di María. Pero el equipo no podía adueñarse de la pelota, y se corría mucho detrás sin poder controlarla. Tanto Inler como Behrami prevalecían en la zona central, custodiando de cerca a Messi, y el juego de Argentina no tenía fluidez.
La mejor chance para convertir en el primer tiempo la tuvo Suiza, cuando Xhaka remató desde afuera y Romero rechazó con el pie izquierdo. Los europeos trataban de salir con rapidez desde el mediocampo para buscar la velocidad de su único delantero: Drmic. Precisamente, cuando quedaban pocos minutos para el final del primer tiempo, el propio Drmic apareció por la izquierda, Romero dudó en salir y eligió quedarse, con la fortuna de que el rival le picó la pelota pero lo hizo con mucha debilidad y se la terminó entregando.
El reloj avanzaba y algunos futbolistas mostraban síntomas de cansancio. Higuaín se perdía entre los centrales suizos y se mostraba desconectado del resto. El que comenzó a sobresalir, recién en el segundo tiempo, fue Rojo, quien se dio cuenta de que tenía espacio para adelantarse por la izquierda. Con sus desbordes, Argentina llevó un poco de riesgo al área de Benaglio, y en uno de esos avances el ingresado Palacio (por Lavezzi) estuvo cerca de convertir con un cabezazo.
Sabella no mostraba reacción desde afuera y mucho menos soluciones. Messi comenzaba a fastidiarse con el árbitro y con sus marcadores, y Suiza aprovechaba la situación para tener el control no sólo de la pelota sino del desarrollo. Lo peor llegó en el final del tiempo reglamentario, cuando los europeos tocaban la pelota ante la mirada perdida de los argentinos.
Volvió a quedar en claro que, si Messi no puede desnivelar, ninguno es capaz de colocarse en su lugar para liderar al equipo. El entrenador tampoco viene ofreciendo firmeza para cambiar el rumbo. Los otros dos reemplazos fueron por problemas físicos, tanto de Rojo –no podrá jugar el próximo encuentro por acumulación de tarjetas amarillas– como de Gago. El equipo necesitaba un jugador de creación para tratar de asociarse con Messi, y la entrada de los que tienen esas características no pudo llegar.
Los nervios eran demasiados en el alargue y la sensación era que ninguno quería arriesgar de más por temor a tener que padecer en su propia área. El final estaba cerca y apareció el capitán con otra jugada de su sello: encaró por el centro dejando atrás a los volantes suizos, tocó la pelota hacia la derecha para Di María, y éste le pegó con el pie zurdo, cruzado, para ubicarla al lado del palo más lejano de Benaglio.
El festejo de los argentinos se estiró para que no quedara tiempo, pero a Suiza le faltaba una oportunidad más. Luego de un tiro de esquina, Dzemaili apareció por atrás de todos para conectar de cabeza, la pelota dio en el palo, y después del rebote el propio jugador se la llevó por delante para tirarla afuera. Por esos pocos centímetros Argentina se llevó la victoria y la clasificación.
Estadio: Arena Corinthians (San Pablo).
Arbitro: Jonas Eriksson (Suecia).
Gol: 117m Di María (A).
Cambios: 65m Fernandes (5) por Xhaka (S), 73m Palacio (5) por Lavezzi (A), 81m Seferovic (5) por Drmic (S), 105m Basanta por Rojo (A), 106m Biglia por Gago (A), 112m Dzemaili por Mehmedi (S).
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