Dom 13.07.2014

DEPORTES  › UNA ENCUESTA EXCLUSIVA PARA PáGINA/12 REVELA LOS SENTIMIENTOS HACIA LA SELECCION NACIONAL Y UN GRAN OPTIMISMO

Con orgullo y emoción

El equipo está asociado a virtudes como la humildad, el coraje y la pasión, y despierta emociones muy positivas. Una abrumadora mayoría siguió los partidos por televisión.

› Por Raúl Kollmann

Ocho de cada diez personas consultadas piensan que hoy Argentina conseguirá el título mundial, pero al mismo tiempo, una proporción aún mayor, el 85 por ciento, considera que si el equipo gana o si pierde “ya hay motivos para festejar y sentirse orgulloso”. O sea que hay optimismo, pero principalmente satisfacción. El Mundial de Brasil sorpresivamente puso por delante algunos valores que no solían estar tan asociados a las selecciones argentinas, más apoyadas en las grandes individualidades como Diego Maradona. Esta vez, el ciudadano común asocia la buena performance de la Selección con palabras como “humildad” o “coraje” de mucho más sentido colectivo. También hay mayoría de opiniones que asocian el acceso a la final con “orgullo” o “emoción”, porque para el equipo –y por lo tanto para los argentinos– nada resultó sencillo: los triunfos fueron todos con esfuerzo.

Las conclusiones surgen de una encuesta exclusiva, realizada para Página/12 por la consultora Ibarómetro, que fue fundada por Doris Capurro y conduce actualmente el sociólogo Ignacio Ramírez. En total se entrevistó, a través del teléfono, a mil personas de Capital y Gran Buenos Aires, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social.

El optimismo y hasta cierto triunfalismo es habitual en países que afrontan instancias deportivas de esta naturaleza. Sin embargo, la encuesta de Ibarómetro también marca que, sea cual fuere el resultado de hoy, el equipo ya dejó una marca en la gente. En el sondeo se habla poco de calidades individuales o de niveles excelsos. En porcentaje, la gente ubicó en los tres primeros lugares de las palabras asociadas a la Selección, humildad, coraje, pasión. Es cierto que el mensaje proviene también de los propios integrantes del equipo que, desde el primer día, vienen insistiendo en que son un grupo compacto, que no deben ser triunfalistas, que hay que ir paso a paso y conceptos de ese estilo. El perfil del propio técnico, Alejandro Sabella, va por esos carriles. “El lazo emocional con este grupo –señala Ignacio Ramírez– se consolidó desde valores colectivos, más que a través del relato épico de un jugador que consigue la victoria. La adhesión al equipo no se apoya en la identificación con una única figura, más allá de que, como siempre, hay algunos jugadores que se recortan y destacan más que otros.”

Ramírez sostiene que el fútbol viene asociado en los últimos años a conceptos como la mercantilización y la profesionalización con los que se estigmatiza a los jugadores y se opone ese perfil a valores positivos como los que aparecen en la encuesta, humildad, coraje, pasión. Es cierto que las victorias, el haber llegado a la final, hace que las miradas sean idílicas, pero al mismo tiempo, en este caso, no se parte de “somos los mejores del mundo”, sino de valores distintos.

Hay dos datos que distinguen este Mundial de los anteriores. El primero es que se trata de un fenómeno que atraviesa todas las capas y en el que se incorporaron, definitivamente, las mujeres. Que casi el 90 por ciento de los consultados diga que vio todos o casi todos los partidos, muestra un nivel de alcance nunca visto. El fenómeno ya se viene registrando respecto del fútbol fuera de los mundiales: el rating de los partidos no lo hacen sólo los hombres. Una inmensa proporción de mujeres, en especial jóvenes, se han vuelto futboleras.

El segundo fenómeno –señalado por Ramírez– es que se vivió el primer Mundial 2.0, en el que las redes sociales tuvieron un enorme protagonismo, las opiniones sobre los equipos y los partidos no tienen el monopolio de los medios, aunque éstos siguen teniendo enorme influencia. Se verificó una notoria participación de la gente con su humor, sus comentarios, su mirada y hasta sus críticas al periodismo. Por ello, Ramírez sostiene que las opiniones de los encuestados surgen de una nutrida mezcla de fuentes. “La creatividad popular y la interacción en las redes sociales constituyó un elemento central del atractivo del evento y del combustible emocional que lo rodeó. Hubo una especie de pasión colaborativa”, redondeó el director de Ibarómetro.

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