Newell’s recuperó la sonrisa. Luego de seis partidos sin victorias, el conjunto rosarino logró reencontrarse con la victoria a costa de San Lorenzo, que no pudo repetir la actuación ante Boca y volvió a quedar con una mueca de preocupación por la mala campaña en el torneo local y pensando en el Mundial de Clubes. El 3-1 final, con dos goles de Maxi Rodríguez y el restante de Ignacio Scocco, marcó las claras diferencias entre ambos conjuntos. El empate parcial de Martín Cauteruccio fue apenas un oasis en otra pobre labor del conjunto de Edgardo Bauza.

El encuentro fue parejo durante el inicio del desarrollo, cuando los dos se neutralizaban en la mitad del campo. Por eso, las jugadas de peligro no aparecían y los arqueros ni siquiera pasaban sobresaltos. El gran cambio en el trámite se dio a partir del primer gol de Newell’s, que encontró el camino para hacerse fuerte y superar a su adversario. Todo nació en un corner a favor de San Lorenzo, que derivó en un rápido contragolpe del juvenil Mauricio Tévez, que le robó la pelota a Cavallaro, luego le tiró un caño a Mercier y cedió la pelota para que Maxi Rodríguez definiera con clase ante el achique de Torrico.

Con la ventaja, Newell’s levantó su producción, al tiempo que San Lorenzo quedó expuesto a lo que viene mostrando a lo largo del certamen. Sin conexión entre sus líneas, con actuaciones individuales deficitarias y con poco sentido colectivo, el equipo de Bauza fue superado en casi todos los aspectos. El empate parcial de Cauteru-ccio, que definió por el segundo palo un corner peinado por Mas, no modificó mucho el panorama del partido. Es que Newell’s, con el desequilibrio que le imprimía Figueroa por la izquierda, se mostraba superior.

Por eso, no sorprendió que llegara el segundo gol rosarino, tras una gran jugada que inició Figueroa. Torrico, a medias, salvó lo que era el tanto de Maxi por la izquierda, pero en el rebote apareció Scocco para anotar la merecida conquista.

Con la desventaja, San Lorenzo intentó adelantarse en el terreno, pero le faltó claridad para inquietar a Ustari. Y para colmo, en el fondo empezó a dejar espacios que Newell’s no desaprovechó. De nuevo Figueroa inició la jugada hasta que un despeje corto le quedó servido a Bernardi en el borde del área. Con clase, el volante central habilitó de primera a Maxi Rodríguez, que acomodó la pelota y sin que cayera venció la resistencia de Torrico. Así Newell’s recuperó la alegría.

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