El ex árbitro Fabián Madorrán, el mismo que se atrevió a compararse con Diego Maradona, anunció que dará hoy una conferencia de prensa en la que ventilará ciertos trapitos sucios de su relación con la AFA, aunque todo hace suponer que finalmente no habrá tales declaraciones explosivas, en la medida en que el polémico ex referí trataba de llegar a un acuerdo con la entidad madre del fútbol argentino para acordar una indemnización.
Las razones de la cesantía de Madorrán pueden rastrearse en dos fuentes. La obvia, la que patrocina la AFA, tiene que ver con una cuestión presupuestaria. La otra, que presuntamente tiene que ver con la velada sugerencia de Madorrán de hacer públicos detalles ocultos, está relacionada con una cuestión profesional. Lo cierto es que, si los árbitros no pueden seguir dirigiendo después de los 50 años, Madorrán venía siendo observado desde hace tres años, cuando tenía 35.
Ya en enero, la AFA anunció un recorte presupuestario que incluía a los soplapitos. Por entonces, se sabía que de los 500 referís que la entidad de la calle Viamonte tenía contratados o –en menor medida– bajo relación de dependencia, por lo menos 70 serían despedidos a fin de octubre. La mayoría fueron árbitros asistentes, conocidos también como jueces de línea, que cobraban unos 700 pesos por mes –la cuarta parte de lo que puede percibir un árbitro internacional– y están afiliados al Sindicato de Arbitros de la República Argentina (Sadra) que conduce desde su fundación el ex árbitro Guillermo Marconi, que en las últimas elecciones porteñas fue candidato a diputado por la democracia cristiana.
Sólo con las cesantías de los jueces de línea, la AFA planea un ahorro de 50 mil pesos mensuales. Cuando el rojo inundó los balances de la entidad que preside Julio Grondona, a fines del año pasado –el déficit superó los 20 millones de pesos– la motorización de podas presupuestarias alcanzó, entre otras áreas, a la de los encargados de impartir justicia en las canchas.
Algunos sectores duros de la AFA planearon efectuar el recorte ya desde el 31 de diciembre, pero se prefirió esperar hasta fines de septiembre a la expiración de la mayoría de los contratos. De hecho, se quitó un viático, de 80 pesos por día, que se pagaba a los árbitros que dirigían partidos en el interior. La Asociación Argentina de Arbitros, el sindicato opuesto al Sadra, pasó a abonar de sus arcas un viático de 20 pesos diarios.
Ese sector no sufría despidos masivos desde 1994, pero tampoco gozó de aumentos salariales en el último lustro. La mayoría de sus integrantes pasó de la condición de empleado en relación de dependencia a la de contratado, una figura que está trayendo problemas en otros deportes menos populares (ver aparte). Un árbitro contratado cobra por partido casi el doble que uno en relación de dependencia, una diferencia que intenta estimular la aceptación de la condiciones flexibilizadas de trabajo.
Inclusive, algunos árbitros internacionales, como Horacio Elizondo, Héctor Baldassi, Claudio Martín y Gabriel Brazenas, arbitran bajo contrato, aunque su condición le asegura al menos tres partidos por mes, a mil pesos por encuentro. Madorrán era uno de los ocho internacionales que tenía la AFA, pero su baja le impide, inclusive, dirigir partidos de las copas sudamericanas (pese a que intentó mantener abierto el quiosco). Rafael Furchi, Gabriel Favale y Juan Pablo Pompei pueden adquirir esa categoría en poco tiempo.
Si las razones económicas son de peso, parece que no lo han sido menos las que tienen que ver con los “aspectos referidos a aptitud física y evaluaciones técnicas”, según consignó el comunicado de la AFA que dio cuenta de la baja. “No estaba preparado para el sacrificio”, evaluó a Madorrán un ex integrante de la Escuela de Arbitros, que pidió reserva delante de este diario. “Se lo instaba a que cumpliera con las evaluaciones, pero no lo hacía. Tampoco concurría a los entrenamientos. Eso generaba un círculo vicioso con lo que el mal clima con sus compañeros resultaba inevitable.” Madorrán y sus asesores intentaron negociar con la AFA una vuelta atrás, que no dio resultado, y por eso se centraron en conseguir una jugosa indemnización, especulando con una conferencia pública el mismo día –hoy– en que la casa del fútbol debe darle una respuesta.