Un miércoles atípico, lleno de fútbol. Y con ingredientes de interés genuino, como el cruce de los supergrandes con los rosarinos en circunstancias especiales para los cuatro. Porque hoy, para seguir en la cancha o por la tele, se juega una especie de cuadrangular: Newell’s-Boca, a las 18.30, y River-Central, a las 16.10, se cruzan cargados de ganas, intenciones e historia, y de los resultados respectivos depende mucho el desarrollo ulterior del Apertura. También habrá otros partidos interesantes, claro: el inesperado tercero, Quilmes, recibe a Gimnasia y la riesgosa visita del cuarto, San Lorenzo, a Arsenal, en cancha de Racing. Además jugarán Estudiantes-Chacarita, Olimpo-Colón, Banfield– Talleres y Rafaela-Lanús. Pero la adrenalina estará en los dos partidos clave.
Newell’s tiene 19 puntos y cumple una buena campaña conducido por Héctor Veira, viene de golear 3 a 0 como visitante a Vélez y hoy, al calor de su seguramente repleto Coloso del Parque, tendrá la oportunidad de sumar tres puntos que lo pongan a cinco de Boca. Un mal resultado dejará esa ilusión para otra vez. Boca tiene 27, es el único invicto y con cinco puntos de ventaja sobre Central, su perseguidor más cercano, trasladará a Rosario el mágico momento de Tevez más el oficio y la regularidad que lo mantienen arriba. Si gana, respirará más tranquilo. Claro que no debe perder, sobre todo por si Central, además, lo puede a River.
La noche será ocasión, además, de un reencuentro especial entre el Patrón Bermúdez, referente de todo el primer ciclo de Bianchi en Boca, ahora con la camiseta de Newell’s, y los hinchas de su ex club que le dedicarán el homenaje que le corresponde.
En cuanto al partido del Monumental, Manuel Pellegrini y sus dirigidos intentaron cortar de raíz cualquier atisbo de suspicacia y enfatizaron que ni se discute que “hay que ganar”. Y nadie lo duda, aunque River, con 15 puntos, quedó muy lejos de la pelea por el título y Central, con 22, es hoy por hoy, el principal enemigo de Boca. El equipo de Russo tiene la oportunidad única de sacar chapa de candidato. O de caerse, si no da.
Si los partidos cumplen aunque sea en parte con la expectativa despertada por todo lo que se juega de rivalidad e intereses cruzados –pocas veces en los últimos tiempos los rosarinos han estado tan comprometidos y juntos en la pelea bien arriba–, el Apertura tendrá una inyección de interés más, que no le vendría mal.