Mar 18.11.2003

DEPORTES  › UNA REIVINDICACION EN LA COPA DEL MUNDO

Wilkinson juega con los pies

› Por Diego Bonadeo

“Según cuenta la leyenda...” como solía contar Alberto Closas en el aviso del vino Casa de Troya allá por los ‘70, en 1822, en la escuela inglesa de la localidad de Rugby, y durante algo parecido a un partido de fútbol de la segunda década del siglo XIX, el distraído educando William Webb-Ellis, tomó la pelota con las manos y comenzó a correr con ella. Y dicen que así nació el juego del rugby. Cuya meta originaria –el “goal” como voz británica– era el “drop-goal”, esto es, dejar caer la pelota y pegarle con el pie de sobrepique, de modo tal que pasara por encima del travesaño y entre los postes alargados del originario arco de fútbol. La “hache”, en fin.
Y hasta la década del ‘50 del siglo pasado –el siglo XX– en que empezaron las reformas de fondo al reglamento de juego, el drop valía 4 puntos, el try 3, el penal 3 y la conversión del try, 2. De a poco se fue valorizando lo que era mas difícil de marcar, o sea el try, que pasó a valer 4 y el drop 3, para luego, ya más acá en el tiempo, el try fue valorizado en 5 puntos.
Jonny Wilkinson, el medio apertura inglés de este seleccionado nacional finalista de la Copa del Mundo de rugby que el próximo fin de semana finalizará en Australia con el partido entre los locales y los británicos, y que marcó todos los puntos de la victoria de su equipo frente a Francia en nuestra trasnoche sábado-domingo del fin de semana, pareció reivindicar como pocos, por lo menos en el rugby de este nivel, que si bien éste es un deporte que se juega básicamente con las manos, también se usan los pies y la cabeza, y no precisamente para cabecear.
Por más pensante que brillante, Wilkinson se convirtió en la “figurita”. La que atrae los lentes de aproximación de cámaras de fotos y de televisión, y encabeza los títulos de los medios gráficos. Y tiene una virtud mucho más proverbialmente futbolera que rugbística. Aunque zurdo, le pega con las dos, cuando de drops se trata. Además se equivoca muy poco, y usa la patada táctica como argumento ofensivo y no como recurso para eludir compromisos. Todo un reivindicador del rugby con los pies, aunque bastante alejado del rugby que le gusta a la gente.

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