El pésimo arbitraje en la final de la Copa Argentina de Diego Ceballos, que con sus fallos en jugadas clave favoreció claramente el triunfo de Boca sobre Central, removió ayer el avispero del fútbol argentino, principalmente en la AFA y en la Dirección Nacional de Arbitraje, que lidera Miguel Scime. Rápido de reflejos, el presidente del ente rector del fútbol nacional, Luis Segura –metido de lleno en la campaña por continuar al frente del organismo– apuró un castigo ejemplar contra el juez y su asistente Marcelo Aumente, el otro protagonista de la noche aciaga de los hombres de negro o, más precisamente, de naranja.

“Ceballos vio lo que no ocurrió, influyó en el resultado y perjudicó a una institución”, se quejó Scime. Mientras que Segura, según reza el comunicado de la AFA, “decidió” suspender a Ceballos y a Aumente “por tiempo indeterminado” –hasta tanto se evalúen los informes de los veedores y se determine el castigo con exactitud–, y prometió “revisar” todos los temas vinculados con el arbitraje “en el menor tiempo posible”.

También se movieron velozmente las autoridades de la AFA cuando decidieron “parar” en 2009 a Gabriel Brazenas, recordado por su polémico arbitraje en aquella final contra Vélez en la que el Huracán “Tiki Tiki” de Angel Cappa necesitaba un empate para coronarse campeón del Clausura. En la jugada de gol de Maxi Moralez, Brazenas pasó por alto una falta de Joaquín Larrivey sobre el arquero Gastón Monzón. Fue su último error. Porque tras una parate por “problemas atléticos” no volvió a dirigir.

Ceballos bien podría tener ese mismo destino. No ha sido nada bueno para él este 2015. Hace apenas unos meses, a mediados de año, había sido parado –a pedido del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray– junto a sus colegas Pablo Lunati y Ernesto Uziga, involucrados los tres en una causa por “evasión y lavado de activos” y por “no poder justificar sus ingresos”.