“Ya he sido juzgado, ya he sido condenado”, afirmó el último viernes Michel Platini en una declaración leída por su abogado durante la audiencia ante la comisión de ética de la FIFA, a la que no asistió el francés, y de la que la agencia de noticias AFP obtuvo una copia.

“He decidido no venir ante ustedes para presentar por mí mismo mis explicaciones. Por una sola razón: ya he sido juzgado, ya he sido condenado. No soy yo el que lo dice, son ustedes, las instancias internas de la FIFA, son vuestros portavoces autorizados”, escribió el presidente de la UEFA.

Platini cita como ejemplo “tres declaraciones entre una recopilación de indiscreciones, de rumores, de confidencias difundidas a la prensa por fuentes anónimas y malintencionadas, que no habéis hecho nada por silenciar”. El francés se refiere especialmente a una entrevista el 20 de octubre en el Financial Times de Domenico Scala, presidente de la comisión electoral de la FIFA, así como a las declaraciones de Andreas Bantel, portavoz de la cámara de instrucción de la comisión de ética de la FIFA, que anunció que su condena “era segura”.

“Mi proceso ya se ha realizado (...) no confío más en las instancias disciplinarias de la FIFA. Ellas han demostrado su parcialidad, sus prejuicios su incapacidad para respetar la confidencialidad, la presunción de inocencia y el derecho a la defensa”, añadió Platini.

La corte interna de la máxima instancia del fútbol mundial examina las condiciones de un pago de 1,8 millones de euros efectuado en 2011 por su suspendido presidente Joseph Blatter a Michel Platini, supuestamente por unos trabajos de asesoría concluidos en 2002, sin ningún contrato escrito.

El veredicto está previsto para mañana por la mañana, según una fuente próxima a la FIFA.

El francés, de 60 años, clama por su inocencia, rechazando todo supuesto de corrupción, aludiendo a un contrato oral que justificaría el pago recibido de Blatter. La Justicia suiza reconoce ese tipo de contratos.

Blatter, suspendido provisionalmente hasta el 5 de enero, como Platini, al contrario que éste, el dirigente suizo de 79 años, declaró el jueves durante ocho horas.