DEPORTES › MANO A MANO CON CHRISTIAN BASSEDAS, UNO DE LOS TéCNICOS DEBUTANTES EN PRIMERA
Fue manager de Vélez cuando Ricardo Gareca desempeñó la función de entrenador. Ahora él ocupará ese lugar en el banco. Tiene como referente para su tarea a Carlos Bianchi. “Ojalá pueda darle forma a un equipo tan victorioso”, se ilusiona.
› Por Leonel Lenga
–Usted es uno de los entrenadores nuevos que tendrá el torneo de Primera División. ¿A qué se debe este recambio que se vive en cuanto a los nombres de los técnicos?
–Valoro y respeto mucho a todos los técnicos y más a los que tienen más historia que uno. Yo no tengo historia en este cargo. Quizás es una moda, que empezó y salió bien, porque los Barros Schelotto hicieron un gran trabajo en Lanús, porque Arruabarrena lo está haciendo muy bien en Boca, al igual que lo hicieron Cocca en Racing, Gallardo en River y Coudet en Central, entre otros. Se da la casualidad de que son todos muchachos de mi generación. Pero todo tiene que ver con su capacidad, no es una cuestión de edad. Creo que por ahí el acercamiento en la edad con los juveniles brinda la posibilidad de tener un vocabulario y un vínculo un poco más acorde con lo que los chicos esperan.
–Hay dos entrenadores que seguramente lo marcaron mucho: Carlos Bianchi y Ricardo Gareca. ¿Qué tratará de plasmar de lo que ellos le dejaron?
–Ojalá un poco de los dos. Sería un Vélez glorioso si lo logro. Para nosotros, Carlos fue el gran maestro. Digo nosotros porque todos los muchachos de los 90 hicimos la historia que hicimos con su docencia. Y el Flaco, para mí, es el máximo referente que tengo en una línea de conducción que es la que quiero reflejar. He sido compañero como jugador y hemos compartido mucho tiempo cuando era manager y él técnico. Sin dudas, es una persona que admiro y con la que uno quisiera tener cosas en común.
–¿Qué le gustaría desarrollar como él?
–Principalmente el vínculo con el grupo y con los jugadores. Un trato que creo resulta muy importante en un técnico, más allá de la estrategia, de la táctica o de los méritos que puede tener uno cuando se gana un partido. A la misma altura está el vínculo, el compromiso, el cariño y el afecto que se puede llegar a tener con los dirigidos.
–¿Qué aspectos de su experiencia como manager podrá volcar a esta nueva tarea?
–Creo que ésta es la más linda de las funciones, pero también la más exigente. Me encuentra en un momento personal de aplomo, seguro, con alegría e ilusión. Pero dependo de los resultados. Si me toca perder tres partidos seguidos, por más buena relación que haya con los dirigentes y con los jugadores, la atmósfera se va a resentir. Pero si me toca ganar tres partidos seguidos, todo lo que uno es se acrecienta.
–Hablando de los resultados, se dijo con insistencia que los campeonatos largos favorecerían procesos más duraderos. Pero no fue así y el entrenador fue, nuevamente, el primer fusible. Si, por ejemplo, se le hubiera hecho caso a la hinchada y se hubiera sacado a Diego Cocca por una declaración fallida, Racing no hubiera sido campeón.
–Es un buen ejemplo el que menciona. Tanto en el caso de Cocca como con otros técnicos a los que han sabido contener. Pero es muy inconstante el ánimo del hincha y repercute en los dirigentes, que siempre lo escuchan. Depende mucho de la fortaleza que muestren los directivos para que sigan creyendo en la persona que eligieron. Cuando se empieza a dudar se torna complicado. Pero así como hay ejemplos para destacar, hay otros en los que se dan las reglas del juego y no sorprende.
–A diferencia de otros equipos, Vélez no jugó liguillas. ¿Qué pudo hacer en ese tiempo en el que otros estaban en competencia?
–Me sirvió para evaluar a los jugadores y conocer sus características en el campo. A algunos los tenía vistos y a otros no, porque hay muchos jóvenes y fue muy abrupta su llegada a Primera. A partir de ahí saqué una radiografía del plantel y pude pensar en los refuerzos que necesitamos.
–A partir de lo observado, ¿cuántos refuerzos necesitaría?
–Sigo una línea que eligió la dirigencia para estos tiempos. No puedo traer diez jugadores porque sí. Yo tengo que potenciar a muchos jóvenes y creo en ellos. Después se podrían sumar tres o cuatro jugadores, que es lo que estamos buscando. El club está haciendo el esfuerzo de la manera que puede y uno se adapta a la realidad. Es un momento especial, pero aún así considero que vamos a ser un equipo competitivo.
–¿En qué puestos es imprescindible que lleguen jugadores?
–Trajimos a (Cristian) Nasuti, que es un tipo hecho, duro, serio, al que le expliqué la idea y se comprometió. Eso me gustó. Después necesitamos un centrodelantero, porque se han ido (Milton) Caraglio y (Roberto) Nanni. Ahí tenemos a dos jóvenes, que tal vez pueden ser nuestra salvación. Pero Maxi Romero tiene 16 años, está cerca de los 17, y todavía no debutó en Primera, y Federico Vázquez está peleándola y mejorando. Pero nos falta un jugador ahí, un futbolista que se ponga la camiseta y esté. Además buscamos a algún mediocampista de ida y vuelta, de trabajo (se trata del paraguayo Blas Cáceres, que ya se sumó). Para tener un equipo de temperamento fuerte, una mezcla de gente joven y otros más maduros.
–¿Qué jugador joven lo sorprendió?
–Lo grupal es lo más importante, el fútbol es de equipo. Maxi Romero parece algo distinto. Cuando digo parece es porque no quiero confirmar nada ni quedarme con lo que hizo en la novena, octava y séptima. Lo veo con otra estampa, con otra condición técnica. Pero aún así hay muchos futbolistas en los que creo mucho: Brian Cufré, Yamil Asad, Nicolás Delgadillo, Hernán Toledo, Fabricio Alvarenga y Agustín Doffo. Todos tuvieron lindas apariciones, pero se tienen que esforzar para sostenerse y ser más. Jorge Correa vuelve, es un jugador explosivo y para mí es una incorporación. Un jugador de potrero. Me gusta el equipo que vamos a tener.
–Con tantos jóvenes y luego de un semestre con algunos cortocircuitos, ¿se habló del tema de la indisciplina?
–Lo he charlado por arriba, no voy a hacer hincapié en eso. Conmigo empiezan todos de cero, voy a creer en ellos. Como cuerpo técnico queremos tener un vínculo transparente y directo. Seremos claros en cómo deben encolumnarse detrás de una historia que va a tener reglas disciplinarias por así decirlo. Pero si quieren ser jugadores de elite de Vélez se tienen que saber cuidar.
–¿Qué táctica tiene en mente?
–Tenemos que ser un equipo con temperamento, que ataque y defienda en bloque. Mi idea pasa por contar con cuatro defensores, un volante central, cuatro mediocampistas con muchas llegada al gol y un delantero. Pero esto puede variar, porque después se lesiona uno, se hace un cambio y te resulta. Sea cual fuere la idea táctica, lo importante desde el primer partido es que el equipo salga con determinación y con la seguridad de cómo queremos jugar.
–Lo saco del tema Vélez. ¿Cómo ve este momento del fútbol argentino?
–Creo que todo lo que se está produciendo en la AFA va a generar un cambio y una mejoría. Sea para el lado que fuere, me da la sensación de que las intenciones pasan por estar mejor organizados e intentar que el fútbol pueda progresar. No solamente respecto de lo que pasa en el campo de juego, sino también en los estadios, en las adyacencias. Es lo que supongo y ya era hora de que así fuera.
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