“La concha de la lora”, decía seriamente para abrir sus seminarios sobre Buenas Aires, social y cultural, en las escuelas de periodismo Tea y Deportea. Los alumnos miraban asombrados y entonces preguntaba si alguno sabía de dónde venía eso, y como nadie tenía idea pasaba a contarles de las prostitutas polacas de principios de siglo pasado, que hablaban en su idioma, por lo que los clientes que no les entendían decían que parloteaban como loras. Y así quedó para siempre la expresión. En un par de minutos tenía subyugado a su auditorio y entonces empezaba su viaje de ida y vuelta por la historia de Buenos Aires conectando cada hecho, comparando, relacionando, como hacen los grandes periodistas.

El Flaco Eduardo Rafael, que se nos murió hace un par de días, lo era; era un grande, un maestro que no se jactaba de nada, un sabio de la tribu, referente de los indios que pasaron por las redacciones de Crónica, La Opinión, La Tarde, La Razón, El Gráfico, Tiempos del Mundo y Perfil, entre otros medios: una especie de oráculo para quienes fueron sus discípulos.

Osvaldo Soriano, que fue su compañero en La Opinión y su amigo, exageraba para explicar su ductilidad que si le pedían que escribiera sobre Dios sólo preguntaba si a favor o en contra y le daba a las teclas. Pero lo real es que el Flaco nunca hacía nada en contra de su conciencia y daba permanentes ejemplos de honestidad profesional y respeto por los lectores.

Futbolero de alma, hincha de Atlanta en su juventud y después de Vélez, por sus hijos y por su amistad con Bianchi, sabía más que nadie sobre la historia del fútbol, siempre documentado por un archivo personal que ocupaba más espacio en la casa que los muebles.

A propósito de la historia del fútbol, en esta dirección http://www.winisisonline.com.ar/tea/info/tea0193.pdf se puede encontrar un valioso material elaborado por el gran maestro.

Quienes fueron sus compañeros en los distintos medios, quienes lo conocieron de cerca pueden dar fe de su generosidad, su calidez, solidaridad y su modestia

Hace un par de días, a los 81 años, se nos fue el Flaco Rafael, uno de los imprescindibles.