La imagen deslucida que River exhibió en Córdoba no pudo ser revertida ayer en el estadio Monumental, y volvió a perder en el torneo. El que aprovechó el momento fue Godoy Cruz, que fue inteligente para prevalecer ante un rival que poseía mejores individualidades, pero que colectivamente no logra despegar.

River salió decidido a plantarse en el campo rival y adelantó sus líneas al terreno de Godoy Cruz. Los volantes locales eran los que mantenían la presión, y el equipo elegía los costados para atacar. Con ese panorama, la primera acción de riesgo llegó rápido, y Pisculichi, de zurda, remató cruzado pero la pelota pasó muy cerca del palo.

Godoy Cruz se acomodó en la cancha con el correr de los minutos y cerró los laterales por donde atacaba River ubicando más mediocampistas en esa zona. Esto le complicó la salida a los de Gallardo, y le permitió quedar bien posicionado para el contraataque al visitante. La sorpresa llegó a los diez minutos, cuando Viera marcó el primer gol de la noche: el marcador central tocó la pelota abajo del arco luego de un rebote en Barovero por un tiro de Ayoví. River no terminó de acomodarse a ese impacto cuando Barovero evitó el segundo gol frente a Ayoví y poniendo el pecho ante el remate del delantero. El equipo local parecía perdido y Godoy Cruz aprovechaba. Santiago García también tuvo su oportunidad para aumentar la ventaja, pero su toque se fue por arriba del arco. El conjunto de Marcelo Gallardo recién volvió a generar riesgo a los 27 minutos, cuando Reig salvó el empate ante un cabezazo de Alonso.

La expulsión de Pisculichi por una fuerte infracción parecía desmoronar todo el andamiaje local. Sin embargo, cuando River se quedó con uno menos, fue cuando mostró su mejor cara. Después de que Barovero tapara un remate de Fernández, el equipo pareció reaccionar y pudo llegar al empate a través de Martínez, quien definió de zurda desde afuera del área luego de recibir la pelota de Bertolo desde el otro lado.

En la segunda parte, River hizo que no se notara el hombre de menos, pero no pudo aprovechar las chances que se le presentaron y terminó sintiendo el cansancio. El silencio llegó a los 37 minutos, cuando Carabajal clavó un zurdazo al ángulo y decretó el triunfo mendocino.