DEPORTES
› EL CHILENO RENUNCIO AYER AL CARGO DE ENTRENADOR
En River, Pellegrini ya fue
Se esperaba la desvinculación. No es tan seguro que Astrada sea el sucesor, ya que su designación no tiene tantos adeptos.
“En River hay mucho dolor porque se terminó un proceso futbolístico en el que depositamos muchas expectativas. Hubo éxitos parciales, pero también frustraciones. Esto sigue. River tiene material para dar pelea el próximo año y trabajaremos para ello.” Así despidió José María Aguilar, el presidente de River, a Manuel Pellegrini, el entrenador que ayer a la mañana arregló su salida del club. Pero la sucesión no está asegurada: aunque Aguilar se inclina por Leonardo Astrada, existen resistencias entre los dirigentes de la Comisión Directiva.
“Hoy a la mañana nos reunimos con Pellegrini y por la tarde se redactó su renuncia –relató ayer Aguilar–. A partir de mañana (por hoy) profundizaremos las conversaciones con Leonardo Astrada. Es el candidato más importante, aunque todavía hay mucho por hablar. Si se da lo de Astrada, empezaría a trabajar el 10 de enero con el mismo plantel que tenemos ahora. No hay ni ventas ni compras”, puntualizó.
Los dirigentes de River se reunieron ayer a media tarde para tratar el tema de la sucesión de Pellegrini. El Consejo de Fútbol de la entidad discutió largamente el tema porque, lejos de lo que se presumía –que Astrada sería confirmado automáticamente como nuevo entrenador del plantel, una vez finiquitados los detalles de la salida del entrenador chileno–, no son pocos los dirigentes que creen que el ex volante no es el nombre indicado para esta etapa del equipo.
Entre los que objetarían la llegada de Astrada en este preciso momento se encuentra Mario Israel, un dirigente de antigüedad y peso a quien el presidente Aguilar no ignora a la hora de tomar ciertas decisiones. No se objeta la capacidad de Astrada sino la ocasión: River viene de atravesar, en el último semestre, la peor crisis futbolística de los últimos 20 años, que terminó con la derrota en la final de la Copa Sudamericana ante el Cienciano de Perú.
Frente a ese panorama, el desafío que enfrenta el futuro entrenador no es sólo recomponer el equipo pensando en los compromisos locales sino ganar la Copa Libertadores que arranca el 4 de febrero y termina en junio, un objetivo que se considera perentorio.
Muchos de los que cuestionan la contratación de Astrada en este momento piensan en preservarlo frente a la tormenta que se desataría en caso de no conseguir un título. Pero también piensan que esa tormenta podría tener repercusiones muy negativas sobre la actual administración. “Si nos equivocamos, chau...”, deslizó un dirigente.
Ninguna de estas cavilaciones sobre la viabilidad de Astrada tendría lógica o lugar si Daniel Passarella no hubiera quedado en libertad de contratación, desvinculado del Monterrey mexicano cuando su contrato vencía en junio próximo. No es secreto que el ex entrenador de la Selección es la primera elección del presidente Aguilar, y fue ampliamente difundida la posibilidad de que Astrada sólo fuera entrenador hasta el momento en que Passarella pudiera hacerse cargo del plantel.
Pero Aguilar señaló anoche: “Hace más de dos años que no hablo con Passarella, y con Astrada lo hacemos todos los días. En este momento optamos por una persona de la casa”.