Mar 23.12.2003

DEPORTES

Emanuel Ginóbili coronó su año de ensueño ganando el Olimpia de Oro

El bahiense se llevó el máximo premio del deporte argentino superando a Tevez y Coria. Segunda vez que lo recibe un basquetbolista.

Para muchos, este premio debió haber llegado antes. Tras el histórico triunfo ante Estados Unidos en Indianápolis 2002, el segundo lugar en el Mundial y la llegada a la NBA, Emanuel Ginóbili había hecho suficientes méritos para llevarse el Olimpia de Oro ese año. Sin embargo, en aquella ocasión lo postergó la Leona Cecilia Rognoni. Ayer, el bahiense obtuvo el Olimpia de Oro, el galardón más importante para un deportista argentino y se convirtió en el segundo basquetbolista que lo consigue, después de que Marcelo Milanesio lo lograra en 1993. Otros de los premiados fueron el futbolista Carlos Tevez, el tenista Guillermo Coria, el piloto José María “Pechito” López y el nadador José Meolans.
Como lo repitió en cada temporada desde que comenzó su carrera, Ginóbili se superó a sí mismo. Allá por enero recién estaba recuperándose de su lesión en el tobillo. Ya en plenitud, primero se ganó la confianza de su entrenador y de sus compañeros de San Antonio, para luego convertirse en una pieza importante en el esquema de un equipo con aspiraciones al título. Más tarde llegaron los elogios de las grandes estrellas. Michael Jordan, Magic Johnson y Charles Barkley, que se calificó su hincha número uno, destacaron su juego. Consiguió un lugar para el fin de semana de estrellas, lo eligieron novato del mes en marzo y lo incluyeron en el segundo mejor equipo de los debutantes en la liga. Además, se transformó en uno de los preferidos de los hinchas de San Antonio.
Ya en los play-offs, su incidencia en los partidos fue aún mayor. Saliendo desde el banco de suplentes se convirtió en el revulsivo que su equipo necesitaba para cambiarles el ritmo a los encuentros. De esa forma, coronó una temporada inolvidable cuando el 15 de junio se consagró campeón de la NBA. Ese título lo catapultó a otras obligaciones. Fue parte de una gira promocional de la liga por Latinoamérica, donde dictó clínicas para chicos, y visitó la Casa Rosada, donde le entregó una camiseta de su equipo al presidente Néstor Kirchner.
Después de jugar 100 partidos en el año, el siguiente desafío fue con la Selección Argentina, en el Preolímpico de Puerto Rico. Cansado y lejos de su mejor forma física, Ginóbili no mostró su verdadero nivel, pero igual dejó su sello, ése que distingue a los grandes: se hizo cargo de la conducción del equipo en el cierre del partido clave ante Brasil y jugó un encuentro brillante ante Canadá, justo cuando se definía la clasificación para Atenas. Así se garantizó junto a sus compañeros estar presente en los Juegos Olímpicos, el máximo desafío que tiene esta generación de jugadores.
El arranque de la temporada 2003/04 de la NBA lo encontró en un nuevo rol dentro de San Antonio. El entrenador Gregg Popovich lo ubicó como titular, y Ginóbili respondió como un verdadero líder. Por eso se ganó más respeto todavía y figura entre los jugadores más votados para el All Star Game de Los Angeles. Por eso, más allá del gran año de Guillermo Coria –quinto en el ranking mundial– o de Carlos Tevez –campeón de todo con Boca–, el Olimpia de Oro quedó en muy buenas manos.

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