Héctor Catoira jugó como centrodelantero entre las décadas del 40 y 50. Lo hizo en Dock Sud, Ferro y Lanús, donde cobró fama por a sus goles. El 12 de junio de 1953 su foto ocupó toda la tapa de la revista El Gráfico (foto). Vestía la camiseta granate, posaba en cuclillas sobre una pelota de cuero marrón oscuro y lucía el típico bigote fino bien a la moda de esa época. En los primeros años de la década del 70 era el secretario general de Agremiados. Tiempo de luchas obreras y ascenso del movimiento de masas. Los futbolistas lo tenían como referente y los periodistas como fuente. Le hacían con frecuencia entrevistas para la TV. “Todos los años hay un enfrentamiento total con la AFA”, dijo en una de ellas el 16 de enero de 1976, dos meses y una semana antes del golpe de Estado. Se lo ve en blanco y negro con su verba filosa. El año anterior, en julio del 75, había anunciado una huelga por tiempo indeterminado de los jugadores profesionales. La misma que tuvo como trasfondo el torneo que ganó River con los pibes amateurs después de dieciocho años sin títulos.

El periodista Edgardo Imas contó en un artículo en la desaparecida revista Un Caño que Catoira y un grupo de jugadores liderado por José Omar Pastoriza –otro dirigente histórico del gremio– fueron a convencer al plantel de Arsenal para que se adhiriera a un paro a fines de 1971. De entrada no lo consiguieron porque Julio Grondona, en aquel momento su presidente, les impidió la entrada y amagó llamar a la policía. Cinco días después los rompehuelgas se sumaron a la medida de fuerza.

De aquellas luchas en los 70 emergió el núcleo duro que continuó al frente del sindicato en las décadas siguientes: Pastoriza, Carlos Della Savia, José Alberto Pérez, Juan Carlos Touriño, Carlos Pandolfi y Norberto Monteleone, entre otros. Los dos últimos siguen hoy en el gremio. El primero como tesorero y el segundo como gerente general. Catoira fue desplazado de Agremiados tiempo después de aquellas movilizaciones por el estatuto y el convenio colectivo, como ahora un grupo de profesionales pretendería hacerlo con Sergio Marchi. Y aunque la situación de ambos secretarios generales sólo guarda esa analogía –las críticas a su desempeño–, asombra que pase porque en el gremio siempre se ha presentado una lista única. La unidad a menudo disimuló las disidencias y la falta de participación de los jugadores en actividad.

La reunión a la que asistieron varios jugadores de Primera anteayer en el hotel Sheraton y a la que no fue invitado Marchi es un síntoma evidente de que no están de acuerdo con su conducción. El actual secretario general, a la pregunta de si se sentía cuestionado, respondió ayer en TyC Sports: “El que hace siempre tiene cuestionamientos. Nosotros podemos mostrar lo que hacemos en el día a día. El trabajo es enorme. No existen gestiones totalmente perfectas”.

La movida para desalojar de la conducción del gremio al ex defensor de Gimnasia y San Lorenzo es atribuida a varias razones. El desgaste natural en el cargo. Una movida orquestada desde la Casa Rosada después de un encuentro entre Mauricio Macri y Juan Román Riquelme el 18 de mayo pasado. Según esta versión publicada en La Nación, el presidente instó al ídolo boquense a involucrarse en el sindicato. También se habló entre los jugadores que se autoconvocaron de que Marchi “no los representa”. Esas palabras se le atribuyeron a Carlos Tevez. Anoche, cuando finalizó la asamblea, el jugador respondió a la versión de que le pediría la renuncia al secretario general: “No, para nada. Nosotros podemos estar de acuerdo o no con Agremiados, pero lo importante es que nos hicimos presentes por el Ascenso y todas las categorías. No podíamos no venir”.

Las elecciones en el sindicato están pautadas para diciembre del 2017. Si hay disconformes con la conducción tendrán que esperar hasta esa fecha. O pedir un adelantamiento. Como fuere, desde la época en que Catoira lideraba al sindicato no existía este malestar con un secretario general.

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