DEPORTES
› A PROPOSITO DEL RIVER-DEPORTES TOLIMA DE ESTA NOCHE EN NUÑEZ
El espectáculo debe continuar
La expectativa está puesta en saber si el equipo de Astrada sostendrá su propuesta pese a la derrota ante Banfield, mientras se discute apelando a viejos sofismas acerca del resultado y los métodos.
Habrá cambios, pero solamente por cansancio y lesiones.
› Por Pablo Vignone
Aunque todos los equipos jueguen a ganar, en el fútbol puede suceder que se empate o, peor, se pierda. Eso, el último caso, fue lo que le ocurrió a River, el domingo, ante Banfield, en su estadio. Acaso porque no es un episodio común, acaso porque les convenía a algunas mediciones, la derrota tuvo un corolario casi filosófico, que abrevó en aguas largamente navegadas por la polémica, las del presuntamente espurio matrimonio entre el fútbol y el espectáculo. Esta noche, ante el Deportes Tolima de Colombia, en partido por el Grupo 6 de la Copa Libertadores, River podría dar una respuesta colectiva, decir en la cancha lo que piensa al respecto, que es, según lo que declaran jugadores y técnico, la continuidad de la línea histórica de los equipos que hicieron grande al club de Núñez, pero mientras tanto sería apropiado hacer algunas precisiones.
La idea de que el “fútbol espectáculo” que intenta jugar River, una nebulosa emparentada con los genes de la camiseta pero que puede traducirse como un concepto que tiene más en cuenta los atributos propios que los ajenos (aunque no los ignore) conduce a la derrota, como se ha venido discutiendo en los medios desde el domingo, introduciendo la discusión sobre la aparente necesidad de este River de cambiar el estilo, está fundada en un malentendido de naturaleza casi legendaria.
A ese malentendido también contribuyen –o, quién sabe, originadas en él– declaraciones como las que el capitán de Boca, Diego Cagna, formuló el martes. “¿Fútbol espectáculo? –se preguntó Cagna–. El otro día (los de River) perdieron. Nuestro espectáculo es salir campeones.” Cagna se hace eco de un sofisma instalado después de años, que homologa con la derrota al fútbol que se emparienta con la belleza, al estilo que decide tratar bien la pelota antes que reventarla, que simplemente por elegir elige el camino de la técnica antes que el atajo de la fuerza.
No es casual que la “polémica” sobre el fútbol espectáculo nazca no sólo de la derrota de River, la primera en forma oficial desde que Astrada es su entrenador, sino también después de la victoria que Boca consiguió en Colombia sobre el Deportivo Cali, un triunfo elogiado en estas páginas, logrado a partir de la eficiente puesta en práctica de otra filosofía de juego. A Boca, sin duda, le cae mejor jugar de visitante, cuando la presión del público obliga al rival, que de local, porque a su estilo, más proclive a producir con eficacia que a generar belleza, le cae mejor. Son estilos, nada más simple.
Pero como la confusión es tan grande, parece grabada a fuego la creencia de que ese estilo –al que groseramente se alude como “jugar mal”– brinda mejores provechos. Los más confundidos suelen ser los jugadores, que dicen públicamente “prefiero jugar mal y ganar a jugar bien y ganar”, como si no fuera posible ganar apostando todas las fichas a la técnica. Notables jugadores en su época, como Norberto Alonso, se asociaron al sofisma esta semana, quizá sin quererlo, mostrando su inclinación porque River “ganara”.
Una vez más, el eje de la discusión está corrido hacia los fines, cuando es notorio, evidente, obvio, indiscutible, que todos los equipos juegan para ganar (aunque a veces empaten o pierdan) en lugar de ser enfocado hacia los medios, las herramientas con las cuales conseguir el resultado deseado, que es la negada discusión hasta ética que subyace en el fondo de esta pueril disputa deportiva. Como se preguntó Angel Cappa en Página/12 a mediados del 2003: “¿A ver si todavía tenemos que explicar qué quiere decir jugar bien?”.
El consejo latente desde que River perdió con Banfield fue el de abandonar esa peregrina idea de jugar tomando menos recaudos de la mitad del campo hacia atrás que hacia delante. El entrenador Astrada ha insistido en que mantendrá su propuesta. “Lo dije el primer día que estuve acá –insistió ayer– y estoy más convencido que nunca de seguir aplicando este sistema de juego porque es lo más conveniente para River.”
Curiosamente, el slogan de “fútbol espectáculo” fue acuñado hace 45 años, por dirigentes como Liberti o Armando, en lo que representó el inicio de la época más nefasta del fútbol argentino.
Dijo ayer Astrada: “La idea es salir a presionar al Tolima en su campo, quitarle la pelota, no dejarle espacios para el contragolpe y después tener la movilidad suficiente para crear jugadas claras de gol y poderlas convertir”.
El drama del fútbol no lo causan los principios, sino, seguramente, los slogans.
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