Un empate con gusto muy amargo cosechó San Lorenzo ante Chicago. Es que después de un trámite complicado, en el que le costó imponer su juego, consiguió resolver el problema y contó con chances como para liquidar el partido con tranquilidad. Sin embargo, no supo definirlo y a cinco minutos del final, Tilger metió un frentazo que tiró al diablo los merecimientos. Demasiado castigo para el equipo que mejor había hecho las cosas durante los noventa minutos.
Trámite raro lo que se vio en el Nuevo Gasómetro. Es que si bien San Lorenzo trató de imponer su mejor técnica individual y se colocó muy rápido en ventaja, no pudo llevar el desarrollo al ritmo que le convenía. Recién pudo lograrlo en la segunda parte, con el marcador a favor. Es que Romagnoli tuvo poca injerencia en el armado de las jugadas, salvo cuando se recostó por alguno de los dos costados. Y precisamente luego de una gran maniobra por la izquierda del diez de San Lorenzo llegó el primer tanto del juego. Romagnoli desbordó entre tres jugadores y envió un preciso centro que Luna conectó de primera al gol.
Allí parecía que se iniciaba un nuevo partido, pero la realidad marcó que no fue así. Con una jugada calcada a los dos goles de Racing que anotó Gastón Casas hace cuatro fechas, Chicago llegó al empate. César González anticipó en el primer palo y Mandra apareció por el segundo para igualar el juego. Todo volvía a empezar, pero ahora Chicago tenía más confianza porque se dio cuenta de que sus ataques le dolían mucho al fondo local.
Sin un dominador definido, los dos contaban con ocasiones para romper el empate. Incluso en ese ida y vuelta en los pies del juvenil Sanabria, los visitantes armaron un par de chances muy claras, que obligaron a Ramírez a revolcarse. Pero cuando más parejo era el encuentro, otra fantástica aparición de Romagnoli se decantó en otro gol para San Lorenzo: derechazo combado, por encima de la barrera, que tocó el palo antes de ingresar.
Ahí sí el desarrollo se volvió más lógico. San Lorenzo impuso sus condiciones, generó las mejores chances y maniató a un rival que no se rendía. Pero como no lo liquidó a tiempo con una de las tantas chances que tuvo, lo terminó pagando por el frentazo de Tilger.