DEPORTES
Sin cancha y con padrino, Cerrito es el boom del fútbol de Uruguay
No tiene estadio propio, sólo 400 socios y sin embargo pelea el torneo oficial uruguayo. Pero su gerenciador es amigo de Paco Casal, el hombre más influyente del fútbol de ese país.
Defensor Sporting, Danubio, Bella Vista, Progreso y Central Español fueron los únicos clubes del fútbol uruguayo que lograron quebrar, con la obtención de un campeonato, la hegemonía que desde hace décadas ejercen Peñarol y Nacional. En la actualidad, un club con 400 socios, recién ascendido a Primera y que no posee estadio propio, causa sensación en el torneo oficial del Uruguay y pretende sumarse a esta reducida lista. Se trata del Cerrito, que tras liderar en solitario el campeonato clasificatorio de la Liga durante seis fechas está ahora segundo, detrás de Danubio, con un partido menos. Anoche jugaba ante Peñarol un encuentro postergado, que podía devolverlo a la punta del torneo. No todo es mágico ni se limita al espíritu deportivo: la entidad está gerenciada por el empresario Walter Audiffred, que mantiene una excelente relación con Paco Casal, el representante de la mayoría de los futbolistas del país y considerado el omnímodo dueño del fútbol uruguayo.
Este conjunto de camiseta amarilla y verde generó además la simpatía de los hinchas de otros equipos, que quieren ver cómo destrona a los grandes. Más de 12 mil espectadores colmaron la tribuna Amsterdam del mítico estadio Centenario para alentarlo en la victoria por 1-0 que obtuvo ante Nacional, hace quince días. Ante tanto entusiasmo, su entrenador, Raúl Moller, señaló en diálogo con Página/12 que es consciente de las limitaciones que tiene el equipo y afirmó que sus dirigidos “tienen los pies bien puestos en la tierra”.
“Estamos muy contentos pero también muy tranquilos. Estuvimos punteros, estamos ahí, pero no somos candidatos a nada. Le ganamos a Nacional, con otra victoria podemos armar un lindo revuelo. Pero tenemos que tener calma y no creernos que somos los mejores y nada parecido”, remarcó Moller.
Este entrenador de 53 años estuvo al frente de la gerencia deportiva de la Asociación Uruguaya de Fútbol durante cuatro años y fue el responsable de la designación de Víctor Púa como entrenador de la Selección. A principios del 2003 asumió la conducción técnica del Cerrito, que por entonces militaba en la segunda división del fútbol uruguayo. Ganó el torneo y por primera vez en sus casi 65 años de historia, este equipo del Cerrito de la Victoria, en Montevideo, consiguió arribar a la máxima categoría del fútbol uruguayo.
¿Cómo se sustenta económicamente la campaña de un equipo tan humilde? Walter Audifred, un empresario del rubro de los electrodomésticos, se hizo cargo del gerenciamiento del equipo y con una considerable inyección económica consiguió el ascenso a Primera. Audifred, que fue también dirigente de Nacional, tiene una buena relación con Paco Casal, que posee los derechos de la gran mayoría de los jugadores del fútbol uruguayo y le cedió varios futbolistas al Cerrito. Tal vez este vínculo explique por qué cinco de los siete partidos que disputó el Cerrito hasta ahora en Primera se hayan televisado en directo.
El equipo está a dos puntos del líder Danubio, que tiene un partido más, al cabo de siete fechas jugadas en el torneo clasificatorio, que otorga diez plazas para el certamen reducido donde se dirime el campeonato. Alberto Acosta, un volante derecho de 19 años, es la figura del equipo y, según su entrenador, es “el mejor jugador del Uruguay en su puesto”. Mide casi dos metros y tiene un buen manejo de pelota, además posee una gran movilidad y un tranco largo que lo hacen muy llamativo. El arquero es Javier Menéndez, un futbolista de amplia trayectoria que actuó en Wanderers y es el encargado de aportar experiencia al grupo. El delantero Pablo Russo, que jugó en Banfield, es el único argentino del plantel. El equipo tiene un estilo de juego basado en la solidaridad y el orden táctico. Según la prensa uruguaya, es muy difícil ganarle si consigue señalar el primer gol de un partido.
Hasta el año pasado, los jugadores del Cerrito debían alternar entre el fútbol y otras actividades laborales para poder subsistir. Pero con el cambio de categoría, los jugadores mejoraron su pasares económicos y casitodos viven actualmente de la práctica profesional de fútbol.
Producción: Leonardo Castillo.
Subnotas