Sáb 22.05.2004

DEPORTES

“Roland Garros está muy abierto, pero seguro hablará en castellano”

A dos días del comienzo del Abierto francés, Guillermo Coria sabe que es favorito para quedarse con el título y asume ese rótulo.

Por Sebastián Fest
Desde París

Es, junto con el suizo Roger Federer, el gran favorito de los apostadores para conquistar el 6 de junio el título de Roland Garros. Guillermo Coria lo sabe, pero a horas de comenzar dos semanas que pueden meterlo definitivamente en la historia del tenis, el argentino busca el perfil bajo en París. La “fórmula del éxito” es sencilla: descanso, un departamento en vez de una habitación de hotel y mucha comida casera a cargo de su esposa y su madre.
“Me estoy matando para entrenar el físico. Quiero descansar bien, estar tranquilo, alimentarme bien y tratar de subir dos o tres kilos para aguantar las dos semanas”, explica Coria pocos días antes de encarar un torneo en el que hace un año rozó la final. “Quiero seguir entrenando y estar tranquilo”, insiste el número tres del mundo, que, pese a haber perdido ante Federer el domingo en la final de Hamburgo, no ve al número uno del mundo como favorito para alzar el trofeo de campeón. “Este es un torneo diferente al de Hamburgo. Hay que ver si tiene la capacidad para aguantar partidos tan largos durante mucho tiempo. En Wimbledon y US Open ya te digo que es el candidato, lejos, a ganar el torneo, pero en Roland Garros es totalmente diferente.”
Tras su derrota en Hamburgo y el final de la racha de 31 victorias consecutivas sobre polvo de ladrillo, los apostadores no están tan de acuerdo. “Coria había desarrollado un aura de invencibilidad sobre esa superficie de arcilla, y ahora que eso desapareció, es interesante ver qué pasa en París la semana próxima”, dijo Paul Moody, analista de apuestas deportivas en Internet, donde Federer –eliminado en 2002 y 2003 en la primera ronda en París– tiene hoy una muy leve ventaja sobre Coria. Sea como fuere, Federer y Coria están claramente arriba en las preferencias de los apostadores, con los españoles Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá, así como David Nalbandian, en los escalones siguientes.
Coria también tiene sus candidatos: “Safin es muy peligroso, Moyá es recontra peligroso. Federer va a seguir siendo peligroso, y después hay varios jugadores más. Puede haber sorpresas como el año pasado, cuando ni a mí ni a Verkerk nos daban como favoritos y llegamos a semifinales. David (Nalbandian) también. Y más aún porque tuvo dos semanas para prepararse bien, y es un jugador siempre peligroso. Lo demostró en Roma. Yo creo que este Roland Garros está muy abierto, pero hablará seguro en castellano”.
El argentino está seguro de que no sucumbirá a la presión de ser favorito: “Hace un año que estoy entre los diez mejores y me gusta, es lo lindo que te da el tenis, el desafío. Me encantan los desafíos, y el año pasado me quedé con una espina muy grande. Siempre soñé con ganar Roland Garros, y creo que éste es un buen momento”. ¿Volvería Coria a perder una semifinal como aquella con Verkerk, que llegó tras eliminar a Andre Agassi? “Hoy no. Hoy no creo que la pierda, tengo otra cabeza y más experiencia.”
Nada podría compararse para el argentino de 22 años con un triunfo en París, donde el único argentino campeón fue Guillermo Vilas, en 1977, cuatro años y medio antes de que naciera Coria, que lleva el nombre Guillermo por la admiración que su padre sentía por Vilas. “En la tele veía siempre todos los partidos. Cuando jugué en juveniles, el lugar me impresionó. Nosotros nacimos en polvo de ladrillo, y en Roland Garros es todo perfecto. Aparte, siempre que fui jugué bien, gané el torneo en juveniles.” ¿Lo ganará como profesional? “Y... Voy a tener que trabajar mucho... Tengo recién 22 años y tengo mucho tiempo por delante para ganarlo.” Segundos después, Coria admite que no tiene ningún interés en esperar: “No, nadie quiere esperar. David tampoco quiere esperar en Wimbledon, ya lo quiere ganar, y así con todo”.
Pase lo que pase, será un Roland Garros diferente para Coria. Hace un año estaba aún de novio con Carla Francovig, con la que se casó en diciembre de 2003 vistiendo una camiseta de River bajo el traje. Carla debió abandonar París en la misma noche del éxito de su novio ante Agassi, el jugador al que toda la vida soñó con enfrentar. Hoy, ya casados, tienen la libertad como pareja de la que hace un año aún no disfrutaban.
“Ojalá ahora que Carla está pueda ganar el torneo”, dice Coria con mirada soñadora. “Henin también se casó joven, y no paró de ganar.” ¿Es la belga Justine Henin-Hardenne un modelo para Coria? “No, no...”, dice riendo. “Pero creo que pasa por muchas cosas. Hice lo que mi corazón sentía. Y es muy importante, ahora esta semana ella va a estar conmigo, vamos a ir a un departamento, me va a cocinar. Es muy importante en un torneo tan trascendente estar bien protegido y que te ayuden y te den buenos consejos.”
No sólo la esposa cocinará. La madre de Coria también se integró al equipo del potencial campeón. Su dieta será “especial”, ya que no toma “ninguna vitamina” desde su positivo en un control antidoping en 2001 por un suplemento energético contaminado. “La dieta es para no bajar de peso y tratar de subir con las comidas. Reemplazo las vitaminas con comida, pero como de todo: carne, pastas y verdura...”
Más allá de ganar su primer Grand Slam, Coria tiene otra asignatura pendiente que la prensa internacional comienza a marcarle con insistencia: hablar inglés. El argentino entiende casi todo lo que se le dice, pero admite que no se siente totalmente seguro como para expresar con exactitud y matices todo lo que quiere contar. “Entiendo bastante, y es algo que me tiene mal”, reconoce con una sonrisa triste. En Hamburgo llegó incluso a corregir a su traductor, lo que demuestra que no hablar inglés pasa más por la timidez o el afán de perfección que por una incapacidad para un idioma que está estudiando a diario. “Me gusta explicar bien lo que quiero decir, y no me siento bien en inglés. No me gusta cuando el traductor no dice lo que yo digo. Mis sponsors también me lo piden. Pero soy muy burro...”, resume.
No son muchos los que lo ven como “burro”, y con su destino de número uno marcado en la frente, reconoce que crecen las ofertas y la cantidad de gente que se quiere acercar a un hombre que garantiza éxito. “Sí, pero lo mío es pegarle a la pelotita y estar concentrado en eso. Si mi cabeza se va para otro lado, el ranking también. Desde que en 2003 gané Hamburgo, mi primer torneo grande, mi meta fue cumplir esos objetivos. Sigo adelante con esa mentalidad y tengo gente que me rodea de muy buena confianza: nunca se me acerca nadie que no haya estado en los momentos difíciles.”

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