Por Sebastián Fest
Desde París

Experimento fallido: la veterana Martina Navratilova fue eliminada en apenas una hora del torneo de Roland Garros, al caer 6-1, 6-3 en primera ronda ante la argentina Gisella Dulko. “Si mirás el score, dirás que fue un asesinato, pero si mirás el partido verás que podría haber estado 4-3 en el segundo set. No pude aprovechar los game-points que tuve. Y ella jugó muy bien”, explicó Navratilova, de 47 años, que no jugaba desde hacía diez años un torneo de Grand Slam y cuya presencia en el cuadro principal generó cierta controversia.
“Fue sorprendente que Navratilova pidiera una invitación para jugar singles. Espero que disfrute estando en la cancha y que lo haga únicamente por su amor al tenis. Pero es obvio que se está penalizando a jóvenes jugadoras francesas”, dijo la francesa Amelie Mauresmo.
La misma Navratilova relató cómo, segundos antes de ingresar a su partido, fue abordada por un equipo de la televisión francesa que le preguntó a bocajarro si no le había “quitado” una invitación a una joven. Quizás una joven como Dulko, de 19 años, que no había nacido cuando Navratilova ganó Roland Garros por última vez, en 1984.
Número 64 del ranking mundial, Dulko controló en todo momento el partido jugado en la cancha 1, la tercera en importancia del complejo parisino, que colapsó de espectadores atraídos por la presentación de la ex número uno del mundo. El público y la propia Dulko aplaudieron de pie a la veterana jugadora, considerada por muchos como la mejor de todos los tiempos.
El contraste era muy claro. Dulko exhibía una ajustada minifalda blanca, una camiseta roja pegada a la piel y el pelo rubio recogido en cola de caballo. Navratilova vestía pantalones blancos, una camiseta blanca con una franja roja, anteojos y una gorra blanca. Su aspecto de veterana poco afecta al “glamour” era ineludible.
Su servicio rozó los 150 kilómetros por hora, y en eso no tuvo nada que temerle a Dulko, pero a la hora de correr y aguantar un peloteo las diferencias físicas se hacían evidentes. Un saque ganador tras 61 minutos de juego le dio a la argentina un triunfo con el que varias generaciones de tenistas soñaron.
“No puedo creer que jugué con ella. La semana pasada le pronostiqué a mi entrenador que enfrentaría a Navratilova. Es increíble, se cumplió. Yo no había nacido cuando ella ganó acá por última vez...”, dijo feliz Dulko, que rió al escuchar la pregunta de un periodista estadounidense.
“¿Cuántos años tiene tu madre?” “Cuarenta y siete”, dijo entre carcajadas la argentina, que rió más al escuchar la siguiente pregunta: “¿Y le tirarías drop-shots a tu madre?”.
“Salí con la intención de hacerla correr para desgastarla, pero está muy bien físicamente para la edad que tiene. Quizá no es lo más normal jugar contra una rival de 47 años, pero ella es única –contó Dulko–. Creo que si hubiese visto algún video sobre su carrera o un partido contra Gabriela Sabatini la hubiera respetado mucho más, quizás ese desconocimiento me sirvió para ganarle.”
Navratilova aseguró que sólo quiere estar en forma para el dobles, en el que sigue buscando nuevos records, pero de sus palabras se deduce que está convencida de que aún podría dar lucha en el circuito.
“Si no pensara que soy una de las mejores 128 jugadoras, no hubiera pedido la invitación”, dijo. “Podría vivir del circuito jugando torneos de individuales. Gracias a Dios no lo necesito, pero podría pagar mis cuentas, no tengo dudas”, agregó. Molesta por la insistencia de la prensa en saber qué motivación puede tener para seguir jugando diez años después de su retiro oficial, Navratilova llegó a irritarse: “Si creyera que no lo merezco, no hubiera pedido la invitación. ¿Disminuí el torneo al jugar hoy aquí?”.
La pregunta era retórica, pero la campeona de 167 torneos en singles y 174 en dobles tiene respuesta para todo: “Este es mi último año compitiendo, es mi último año. Y no porque piense que no podría seguir jugando unos años más”.