“Este grupo se merecía una revancha.” De esa manera, Alejandro Montecchia, base de la Selección Argentina de básquetbol, sintetizó el sentimiento que reina en el plantel que el sábado logró la medalla dorada en los Juegos Olímpicos. A su llegada a Ezeiza, el bahiense exteriorizó su alegría por la conquista, aunque aseguró que el equipo todavía no tomó conciencia de la dimensión del éxito obtenido. “Esto es impagable, el cariño de la gente y el reconocimiento por lo que realizamos en Atenas es increíble.”
Luego de consagrarse campeón olímpico, Montecchia fue el único de los integrantes del equipo en arribar a Buenos Aires, ya que hoy llegarán Leonardo Gutiérrez y el cuerpo técnico, mientras que el resto de los jugadores permanecerá en Europa para reintegrarse al trabajo con sus respectivos clubes. Y cuando lo abordaron los periodistas, el armador argentino no ocultó su emoción. “Todavía no hemos caído porque hasta ahora hemos estado festejando. Cuando nos calmemos, entraremos en razón de lo logrado”, expresó Montecchia, que anunció que el partido ante Italia fue su última presencia con la camiseta argentina.
“Qué lindo es despedirse de la Selección con el título olímpico y ser elegido para integrar el quinteto ideal del torneo. Voy a extrañar mucho a este grupo de amigos”, indicó el jugador, que debió hacer una preparación especial en la pretemporada para recuperarse de la lesión que lo aquejaba y que casi le impide llegar a los Juegos porque su club, el Pamesa Valencia, no quería cederlo por miedo a que se agravara la dolencia.
Montecchia resaltó como virtud del equipo el “no haberse confiado después de haberles ganado a los mejores del mundo”, que eran hasta ese momento los Estados Unidos, campeones olímpicos de Barcelona ‘92, Atlanta ‘96 y Sydney 2000. Y con relación a ese partido, el base destacó que a los NBA los notó demasiado seguros en que iban a quedarse con el certamen sin ningún inconveniente. “Estaban confiados en que ganaban el torneo fácil. Me quedó grabado cuando entramos a la cancha con ellos y se les veía la cara de confiados, de displicentes, y pensé: ‘Se van a comer una paliza’, y así fue”, relató Montecchia, sobre la previa de ese histórico encuentro. En cuanto al juego decisivo, según su óptica, resultó mucho más difícil de lo que reflejó el 84-69 del cierre. “Fue duro, a pesar de que el resultado final diga lo contrario. Ellos nos complicaron tres cuartos con su efectividad en los tiros de tres puntos, pero por suerte en el último cuarto los controlamos y ganamos claramente”, señaló Montecchia, que fue clave en ese último parcial con sus lanzamientos de larga distancia.
Los elogios a sus compañeros tampoco estuvieron ausentes. Más allá de destacar la solidaridad y el aporte de todo el grupo, el base alabó a Emanuel Ginóbili y a Luis Scola, los otros dos argentinos elegidos en el quinteto ideal del torneo junto con el italiano Massimo Galanda y el español Pau Gasol. “Manu es un jugador que día a día te sorprende. Yo lo conozco desde chico y realmente ha llegado a límites impensados. Sin dudas es el Maradona del básquetbol”, afirmó. Y cuando lo consultaron sobre si tenía algún defecto, Montecchia se descargó con una broma: “Ginóbili es narigón y cargoso”. Sobre Scola se preguntó las razones por las cuales desde la NBA no llaman. “Luisito jugó un torneo extraordinario y realmente no sé como no está. Creo que San Antonio debe llevarlo ya, aunque digan que no toma muchos rebotes. En la final lo desmintió, anotando 25 puntos y tomando 11 recobres”, precisó el base argentino.