En 1998, después de la eliminación de la Selección Argentina ante Holanda en el Mundial de Francia y la automática salida de Daniel Passarella, era el candidato natural a tomar el cargo. Sorprendió recomendando a Marcelo Bielsa. En 2002, después de la eliminación de la Selección en primera ronda en el Mundial de Corea y Japón, parecía que era su momento. Sorprendió Julio Grondona ratificando a Bielsa. Ahora la Selección volvió a quedar acéfala, y otra vez los ojos de los que mandan vuelven a posarse sobre José Pekerman, aunque sea el Plan B después de que Carlos Bianchi rechazara la oferta que le formulara ayer la AFA. Esta vez, Pekerman aceptó ponerse los pantalones largos del DT de la Selección. Hoy se reunirá con el titular de la AFA para cerrar el contrato por dos años que lo conduzca al Mundial de Alemania.
Tal como había anticipado este diario un día atrás, Bianchi se negó a aceptar el cargo que Bielsa dejó vacante. Desde la noche del martes, todas las fichas en poder de la AFA estaban puestas sobre él, pero eran varios los indicios que señalaban que la aceptación del entrenador era dudosa.
No sonó tampoco muy elegante el hecho de que fuera Pedro Pompilio, viceprimero de Boca, muy cercano a Mauricio Macri y uno de los dirigentes con los que más diferencias tenía Bianchi en sus últimos tiempos como entrenador del club de la Ribera, quien le formulara la propuesta. “Pompilio tuvo una charla con Bianchi a pedido mío”, explicó ayer Grondona.
“Bianchi me dijo que en este momento tenía otras prioridades en su vida y por eso no podía aceptar el ofrecimiento –aclaró Pompilio–. Hice lo posible para convencerlo pero no hubo caso, es una pena, pero contestó rotundamente que no.”
Las razones de la negativa no fueron ventiladas pero están a la vista: la necesidad de Bianchi de compartir más tiempo con su familia (por lo cual dejó Boca apenas perdida la final de la Libertadores, cuando no había ya chance de jugar la Intercontinental), cierta afirmación ética para que no se creyera que su renuncia en aquel momento tenía que ver con una posible llegada a la Selección y algunos dilemas futbolísticos: sólo queda un año y medio real de trabajo hasta el Mundial, tras los tres partidos oficiales que restan este año, sin la posibilidad de contar con los jugadores día a día, como en un club. “Su rechazo nos complicó porque se hubiera resuelto el problema”, afirmó anoche Grondona.
Ante la negativa de Bianchi, que habría sido vista con cierto alivio en ciertos estamentos de la casa mayor del fútbol argentino, se puso en marcha el plan alternativo: convocar a un entrenador que, con tan poco tiempo para trabajar, conociera a los jugadores. Allí entró Pekerman en la ecuación. Grondona lo llamó por teléfono y en esa conversación el técnico dio su conformidad, quedando arreglada la reunión de hoy para tratar las demás cuestiones.
El entrenador dirigió a Sorin en Qatar 1995; a Aimar, Riquelme, Samuel, Placente, Scaloni en Malasia 1997; a Saviola, D’Alessandro, Coloccini, Burdisso, Medina, Rosales en Buenos Aires 2001. Los tres torneos mundiales juveniles fueron conquistados por sus equipos. Viene de una triste experiencia en el Leganés de España, en lo que fue su primer trabajo como técnico de un equipo de Primera, y ésta es una magnífica oportunidad para reflotar su carrera profesional.
“Con Pekerman hablaré al mediodía (de hoy), pero entiendo que si arreglamos para juntarnos mañana, es que va a aceptar”, puntualizó anoche Grondona. “José tiene sus merecimientos.” Pekerman debutará como entrenador de la Selección el sábado 9 de octubre, ante Uruguay en el Centenario. El viernes próximo tendrá que tener la lista de convocatorias que hará para ese partido.