DEPORTES
San Lorenzo venció a Boca con un zapatazo de gol en el minuto final
Parecía empate cuando Adrián González pudo vulnerar a Abbondanzieri. El resultado se acomodó a lo que fue el desarrollo del partido.
No puede decirse que el partido en el Nuevo Gasómetro, en el que Boca debutó en la Copa Sudamericana enfrentándose a San Lorenzo, haya sido malo: lo atestiguan en contrario la gran cantidad de situaciones de gol que tuvo el encuentro, los rebotes en los travesaños, la dinámica de ida y vuelta de largos pasajes, especialmente en el primer tiempo. Le faltó, en cambio, la técnica de los grandes jugadores y los grandes partidos. Terminó siendo un clásico mediano, con poca gente en las tribunas, pese a que la noche era agradable para jugar y ver jugar. La victoria de San Lorenzo, gracias a un zapatazo de Adrián González en el último minuto, terminó siendo justa. La revancha se jugará, en 15 días, en Salta, adonde los dirigentes de Boca trasladaron la localía en esta copa.
Los visitantes apuraron de arranque mientras le duró la pila a Neri Cardozo. Fueron diez minutos iniciales en los que el equipo de Miguel Brindisi le impuso el ritmo al encuentro: el pibe alimentó a Palermo, pateó de lejos, generó juego, movió al equipo visitante a su compás. Pero su chispa no duró eternamente y la manija del encuentro fue cambiando de manos.
Romagnoli no se veía sólidamente rodeado como para encender el clima de San Lorenzo, pero la condición fue inclinando levemente el dominio y, a partir de la segunda mitad del primer tiempo, el conjunto que dirige Héctor Veira comenzó a disponer de las mejores chances para abrir el marcador.
Se encontró, para su desgracia, con el arquero de la Selección, Roberto Abbondanzieri, que le amargó la noche. Primero en una secuencia que inició Walter García y que el golero conjuró en tres tapadas fantásticas: después de que una de ellas terminara contra el travesaño tras un cabezazo de Herrera. Después, tras una impecable combinación entre Romagnoli, Lavezzi y Herrera. Sobre el final de la primera mitad, volvió a conjurar otra situación de gol cuando Lavezzi lo fusiló de zurda. El rebote le quedó a Herrera, que volvió a estrellar su cabezazo en el horizontal.
San Lorenzo, entonces, se acercaba más y mejor al arco rival, aunque más a favor de los resquicios que encontraba en la endeble defensa visitante, especialmente por el costado izquierdo del ataque, que por la fluidez con que se producían los avances locales.
El planteo del partido quedó más explícito en el complemento, con San Lorenzo asumiendo el riesgo, defendiendo de a ratos con tres hombres, y Boca esperando para sacar el contragolpe. Veira apostó por el longilíneo Olivera, para refrescar la línea de ataque, mientras Brindisi dejaba a su equipo con un solo delantero para reforzar el medio. La cantidad de situaciones de gol disminuyó, por lógica, mientras Boca volvía a emparejar el desarrollo del partido. Cuando Vargas y Herrera se fueron a duchar, por agredirse, San Lorenzo perdió más, y el empate parecía sellado. Hasta que llegó el zapatazo de González.