DEPORTES
› OPINION
Cuestión de números
› Por Pablo Vignone
Probablemente los ingenuos que creen que este campeonato Apertura es atractivo porque hay diez equipos apretados en cinco puntos en la tabla sean los mismos que suponen que la Argentina es un país pujante porque su economía crece al 8 por ciento anual.
La dictadura de las estadísticas, una burda manera de simplificar el mundo que nos contiene, se impone tanto para manipularlo como para poder entenderlo desde una óptica simplista que desdeñe las complejidades (porque, en el fondo, no tolera las diferencias, las distinciones, a los que no son iguales) y, en este caso, pretende reducir el nivel de competencia del fútbol a una cuestión meramente numérica. Como creer que la pobreza es un índice y no un estado de inmoralidad.
Los que suponen que este campeonato es entretenido, atractivo o algo por el estilo, demuestran una supina ignorancia respecto al fútbol. Porque de fútbol este torneo muestra muy poco. No sólo por lo que dicen las estadísticas (menos de dos goles por partido) sino por lo que hacen los entrenadores, que arman equipos con un solo delantero, que cuando su equipo consigue la diferencia mínima cambian atacantes por marcadores de punta o son capaces de hacerlos jugar durante largos minutos sin más agresividad que un número ocho.
Sobran los ejemplos, basta repasar las crónicas de cada lunes. Mientras se sigan disputando los torneos cortos de la histeria máxima, mientras los jugadores trabajen dos horas por día en cuestiones atléticas pero no toquen una pelota más que una vez por semana en los entrenamientos, mientras siga siendo más importante sumar de a tres que jugar al fútbol, seguirá inexorable el proceso por el cual futbolista y jugador dejarán de ser sinónimos.
Los ingenuos que creen que el torneo es la tabla son, probablemente, los mismos que viven el fútbol de lunes a sábado para sufrirlo 90 minutos el domingo. De esta manera solo sufren el 0,89 por ciento de su semana, como claramente indican las estadísticas. El resto es momento de expectativa, de duelo o de celebración, de pronósticos, de pálpito. Sin fútbol.
Ni conocimiento del tema, claro.