Un cabezazo de Dudar, a los 29 minutos del segundo tiempo, sirvió para el indiscutible triunfo de un equipo que tiene un plantel joven y prometedor y un entrenador que viene de aprender pacientemente y durante años nada menos que de Carlos Bianchi. Con todo, el Racing de Reinaldo Merlo cerró su campaña en el torneo Clausura, de momento, en el cuarto puesto, por lo que después del título en el Apertura cumplió otro papel respetable. Vélez concluyó su tarea en la mitad de la tabla, pero la tendencia para este grupo parece ser muy favorable.
El primer tiempo fue duro, friccionado, luchado pero interesante, porque ambos llegaron, en especial Vélez, el más claro y profundo. Al principio fue Racing el que prevaleció y pareció que el local iba a entregarle a su gente otra victoria porque Diego Milito era todo un problema para la última línea de Vélez, fundamentalmente para Uglessich y Dudar. Pero Racing perdió profundidad en la medida que Milito quedó aislado por la mejoría en la mitad de la cancha del conjunto de Ischia. Falcón y Somoza recuperaron mucho la pelota y el armador Gracián cada vez que la tuvo la trató con inteligencia y se ocupó de alimentar cada réplica. Husain superó con facilidad a Tambussi y Nanni ratificó que es un delantero peligroso.
La paridad se mantuvo en esa primera parte porque a Racing le faltó claridad, frecuencia en las llegadas y puntería. Por el otro lado, el problema fue Gustavo Campagnuolo, perfecto como guardavalla. Además, entre muchos errores, el árbitro Luis Bongianino omitió cobrar el golpe intencional en el rostro que Bedoya le aplicó a Nanni dentro del área. En la segunda parte siguió el juego excesivamente violento, por inconducta de los futbolistas y la incapacidad de Bongianino. Vélez siguió mejor y acumuló méritos, dejó entrever que iba a vencer y lo hizo a partir de ese cabezazo cruzado de Dudar, superando a Loechsbor tras un centro desde la izquierda.
Después y hasta el final, Racing fue corazón, pero Vélez tuvo el gol, orden, variantes y está para el progreso.