Sáb 16.07.2005

DEPORTES

Para entretenerse en el Rally,
lo mejor es un rival peso pesado

El antagonismo entre el cordobés Ligato y el millonario Pérez Companc le puso atractivo a la competencia, que gana el campeón Loeb.

› Por Pablo Vignone
Desde Villa Carlos Paz

En esta provincia ya casi nadie habla del enfrentamiento entre el gobernador José Manuel de la Sota y el intendente de la capital, Luis Juez, que ayer a la tarde inauguraron juntos un dispensario en Córdoba y que hasta el domingo harán cuatro actos en sintonía. No, la rivalidad en esta provincia hay que buscarla en los caminos de tierra del Rally de la Argentina, que tras la primera etapa gana el campeón mundial Sebastian Loeb (Citroën), pese a haber embestido un toro cerca de La Cumbre.
La puja se da entre cordobeses y bonaerenses, lo que le agrega otro sabor a la ruta de la carrera propuesta por el Automóvil Club Argentino, con sensación térmica bajo cero en el Valle de Punilla. En este rincón, el local Marcos Ligato, piloto de Marcelo Tinelli; en el otro, Luis Pérez Companc, hijo del hombre más rico de la Argentina.
La carrera por el Mundial tiene 20 coches en el camino; tres de ellos son conducidos por argentinos. Uno es el Peugeot 206 de Ligato, 13ª en la general; el otro es el Ford Focus de Pérez Companc, 14º. (El tercero es el Subaru de Juan Pablo Raies, cuyo navegante es Jorge Pérez Companc, hermano de Luis; ayer se le rompió la caja de cambios. El tercer hermano, Pablo, corre en Fórmula 3 Sudamericana.) Son los mejores argentinos clasificados en la prueba.
A Ligato, uno de los mejores pilotos de rally de la Argentina del momento, lo representa el brazo deportivo de Ideas del Sur, la productora de Marcelo Tinelli. Su amigo David Nalbandian, fanático del rally (ver “Jugá bien...”), lo presentó a la Peugeot, que lo acercó al 206 del equipo francés Bozian; manejarlo en Córdoba cuesta 250 mil euros por la carrera.
Pérez Companc habría pagado cerca de 300 mil euros para correr los rallies de Nueva Zelanda (en el que volcó en la primera etapa) y éste de la Argentina. Ya firmó contrato para hacer ocho rallies en el 2006 y otro tanto en el 2007, con Ford. Es el hijo de Gregorio Pérez Companc, el hombre más rico de la Argentina, otro fanático de los fierros.
La rivalidad entre ambos viene del campeonato local, donde Pérez Companc maneja un coche más potente. Antes de largar negaban que, tratando de ser el mejor argentino, hubiera una disputa “especial” entre ellos. Pero la hubo. Ligato venía ganando todos los tramos de velocidad, hasta que, entre Ascochinga y La Cumbre, el piloto del Ford hizo un trompo y sufrió un problema en la suspensión; el cordobés alcanzó al bonaerense, pero no encontró lugar para pasarlo en el angosto camino; Pérez, aparentemente, lo estaba tapando, y una piedra que lanzó su auto le pegó al radiador del coche del cordobés, que empezó a levantar temperatura.
“No puedo entender lo que hizo”, se quejaba Ligato, que admitió incluso haberlo tocado un par de veces a Pérez Companc para que le diera paso. “No lo vi”, se excusó el piloto porteño. Más tarde le pidió disculpas personalmente. “El tema es historia”, dijo luego Ligato, que anduvo tan fuerte que rompió, sucesivamente, el alerón, la luneta y la trompa de su coche, que en La Falda se plantó en un vado, pinchó una goma y fue penalizado con medio minuto. Pérez Companc cuidó más el auto y terminó a 44s8 del cordobés, el único de ellos que llegó: para frustración de los presentes, otros créditos locales (Pozzo, Beltrán, Villagra) se retrasaron.
Loeb es inalcanzable, aunque pinche gomas y se le cruzan toros: “Como no se corría, lo choqué”. Maneja tan bien que parece que no va rápido. Petter Solberg, el único que puede seguirlo, ya perdió medio minuto. La carrera sigue hoy, con 53 coches, por el Valle de Calamuchita.

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