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› EL DOBLES TRAJO UN TRIUNFO CLAVE E HISTORICO
David-Mariano, nace una pareja
El abrazo no se terminaba más allá de que, por caballerosidad, había que ir a saludar a los rivales. David Nalbandian y Mariano Puerta se abrazaban y sonreían sin parar en el medio del Estadio Olímpico de Sydney. Ocho mil personas miraban calladas, sin comprender lo que pasaba. Es que Lleyton Hewitt, que no perdía en la Copa Davis desde 2001, se iba derrotado. Pero unos doscientos seguían gritando, festejando una de las más importantes victorias de la Argentina en esta competencia. Los cordobeses superaron a Hewitt y a Wayne Arthurs por 7-6, 6-4 y 6-3 en una hora y 47 minutos de dominio casi absoluto. Así, Argentina quedaba a un punto de lograr la clasificación y de conseguir su mejor victoria como visitante de la competencia. Pero eso quedaba postergado, al menos, por unas horas. Ese momento era para disfrutar.
El doble argentino no arrancó para nada bien. Se vieron algunos desacoples, lógicos por la primera experiencia como pareja. Si bien sacó de manera brillante, Puerta no encontraba la devolución de revés, y en algunos puntos se confundía con Nalbandian en defensa y la definición en la red. En un par de ocasiones ambos se encontraron saliendo hacia el mismo sector de la cancha. Es por eso que los australianos tomaron la primera ventaja cuando quebraron a Nalbandian y se pusieron rápidamente 4-1. Parecía que se complicaba el panorama.
Sin embargo, los chicos argentinos reaccionaron en el momento justo. No perdieron la calma y aceptaron, gustosos, el aliento de los 200 hinchas albicelestes que con cantitos bien futboleros cantaron permanentemente y dejaron mudos a los ocho mil australianos que apenas hacían sonar sus palmitas de plástico (similares a un sonajero). Entonces, en el séptimo juego argentina consiguió equilibrar nuevamente sobre el servicio de Hewitt, quien hasta ese momento se mostraba muy flojo. De esa forma, con todo muy equilibrado, llegaron al tie break con Coria alentando y saltando, envuelto en una bandera Argentina, al lado de la cancha. Y adentro, la dupla cordobesa ganó ese parcial inicial merced a la gran actuación de Puerta, más allá de que Nalbandian, con una soberbia devolución sobre el servicio de Hewitt, fue quien cerró el set.
El segundo parcial resultó similar al primero, pero con menos errores y quiebres. Claro que surgió una cuestión clave para el desarrollo: apareció con toda su solvencia Nalbandian. El fue quien guió el excelente partido de Puerta, quien recién perdió un punto con su servicio en el inicio del segundo set. Habían sido 19 puntos ganadores con su servicio. En total logró 34 sobre 38, casi el noventa por ciento de efectividad. El quiebre en favor del equipo dirigido por Mancini se produjo en el décimo juego, y sobre Arthurs, cuando el set parecía encaminado a un nuevo tie break. Ese quiebre, contra un rival que erraba todo lo que jugaba en la red, definió el parcial por 6-4. A esa altura, Hewitt empezó a sentirse demasiado solo en la cancha y sin ritmo, ya que los argentinos, cada vez que podían, cargaban el juego sobre Arthurs.
Con el 2-0 en favor del conjunto visitante, el ánimo de los australianos ya no era el mismo. Nunca imaginaron tal situación en su propia casa. Hewitt mantuvo su saque, con cierta dificultad, mientras que Puerta lo hizo sin inconvenientes. Hasta que llegó el octavo game, cuando los argentinos volvieron a quebrar sobre el saque de Arthurs. Así, el primer match point no tardó en llegar. Y no se desperdició. La volea de derecha de Mariano pasó por el medio para marcar el final del partido y así quedar a las puertas de una victoria histórica en serio.
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