El sueño de David Nalbandian, de volver a transformarse en semifinalista del Abierto de los Estados Unidos, terminó agujereado como un queso suizo. Y la figura no es caprichosa. Enfrente suyo, del otro lado de la red, Roger Federer chapeó con el número uno del ranking, que tan bien ganado lo tiene desde hace ya un rato largo, y lo sacó del torneo en el último partido de los cuartos de final, el único de los encuentros de la ronda que no se definió en cinco sets sino mucho antes. Federer ajustició al argentino 6-2, 6-4, 6-1 y jugará una de las semifinales del certamen, el último torneo de Grand Slam de la temporada, ante el australiano Lleyton Hewitt, el tercer mejor jugador del mundo.
Aquella leyenda del score positivo que Nalbandian conserva sobre Federer se va mellando, porque ahora es 5-3 y, a juzgar por lo visto anoche en el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows, en las afueras de Nueva York, se irá revirtiendo tan sólo con el correr de los partidos. Lo que jugó el suizo sobre el cemento neoyorquino jamás pudo ser neutralizado por el tenista cordobés, que se enfrentó a una máquina de marcar aces, de ejecutar winners, de acertar sobre los flejes, de jugar un tenis parecido a la demolición.
Si Nalbandian no jugó su mejor tenis, aquejado por los problemas con el servicio, los repetidos aciertos de su oponente acentuaron la brecha. La esperanza duró muy poquito: apenas un game, el primero, en el que el cordobés pudo quebrar el saque de su oponente. Pero Federer reaccionó ganando cuatro juegos consecutivos, tirando sobre las líneas con precisión para adueñarse de los puntos clave y, de paso, minar la confianza de su rival en los tiros definitivos. Se tardó apenas 27 minutos en quedarse con el primer parcial.
El tenista argentino hizo el gran esfuerzo en el segundo set, y con un quiebre llegó a ponerse arriba 4-2. Parecía posible, de conservar el saque, quedarse con el set e igualar el match. Pero el saque volvió a traerle problemas, Federer quebró en otras dos oportunidades y le ganó 6-4 en 36 minutos de juego. El partido estaba destinado a no durar cinco sets. La diferencia estaba en la precisión, propia de un suizo. Mientras el mejor tenista del mundo acertaba 11 aces a lo largo del partido, el porcentaje de aciertos de Nalbandian con el primer saque era de apenas 56 por ciento (contra 80 por ciento de su rival) y cometía seis dobles faltas a lo largo del encuentro; Federer jamás cometió una.
En el tercer set la historia pareció acelerarse, Federer quebró otras dos veces y hubiera ganado 6-0 si Nalbandian no levanta un match-point para ganar una vez su servicio. Luego levantó otros dos con el saque de campeón 2004 del US Open, pero finalmente una volea quedó en la red y así, tras una hora y 40 minutos de partido, el último Grand Slam del 2005 se quedó sin argentinos. Guillermo Coria también se había ido en cuartos de final.
Ahora, ambos tenistas se encontrarán para formar parte del equipo que Alberto Mancini, el capitán argentino de Copa Davis, nominó ayer para jugar las semifinales de ese torneo –ya que ninguno de los dos pudo llegar a las del US Open– contra Eslovaquia en Bratislava, entre el 23 y el 25 de este mes. Completan el equipo Gastón Gaudio y Mariano Puerta, mientras que Gastón Etlis y Martín Rodríguez irán como sparrings.