Sáb 01.06.2002

DEPORTES

Silencio

Una cosa quedó clara en cuanto el árbitro Ali Bujsaim dio ayer el pitazo inicial en Seúl: el Mundial de Corea-Japón 2002 echará de menos el calor de los hinchas al que muchos de los equipos participantes están acostumbrados. Después de mostrar su entusiasmo durante la colorida ceremonia de inauguración, los 63.000 espectadores del estadio, en su mayoría coreanos, presenciaron el partido entre Francia y Senegal sentados en “respetuoso” silencio.
Si no hubiese sido por el constante batir de un tambor en manos de los seguidores senegaleses o el ocasional murmullo de excitación de los pocos miles de franceses que allí de dieron cita, se podría haber confundido el partido de ayer con un encuentro amistoso.
Sin embargo, los coreanos tampoco se mantuvieron completamente al margen de lo que sucedía en el campo, pues el sepulcral silencio se rompía regularmente tan pronto la pelota entraba en una de las dos áreas.
Y especialmente difícil fue interpretar los sonidos que vinieron del público después de que Emmanuel Petit fuera amonestado en el minuto 45: ¿protesta o aprobación? Nunca se sabrá.

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