Siete de cada diez argentinos piensan que la eliminación del Mundial no afectará a la situación política, pero al mismo tiempo –paradójicamente– también ocho de cada diez personas creen que el presidente Eduardo Duhalde se verá afectado por la eliminación. Lo cierto es que el ciudadano común percibe que la derrota futbolística cambia ánimos pero no va a producir protestas nuevas o distintas a las anteriores. Entonces ¿en qué va a afectar a Duhalde? En que la gente va a estar menos entretenida con el Mundial y se encuentra desde hoy mismo más inmersa en la inmensa crisis nacional. Esa calma para analizar las consecuencias políticas se traslada de alguna manera a lo futbolístico: un 48 por ciento cree que no hay un culpable de la eliminación, que son cosas del fútbol o de la mala suerte, mientras que un 45 por ciento le echa la culpa al técnico Marcelo Bielsa y un 29 por ciento a los jugadores.
Las conclusiones surgen de una encuesta exclusiva realizada para Página/12 por la consultora Ibope OPSM, que conduce Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistaron durante el día de ayer 400 personas de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, en forma telefónica, y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La dirección técnica estuvo a cargo de Gustavo Di Lorenzo y Julián Lisa.
Casi el 70 por ciento dijo que está esencialmente triste y desilusionado, contra un 16 por ciento que manifestó estar con bronca. Esto pinta bastante las reacciones iniciales frente a una eliminación más que sorpresiva: el 60 por ciento de los consultados dijo que de ninguna manera se esperaba el viaje de regreso tan tempranero. Buena parte de los consultores creen que ese efecto de tristeza o bronca –respecto del fútbol y el Mundial– va a pasar rápido, quedando el ciudadano otra vez envuelto en el enorme pesimismo que ya las encuestas vienen reflejando desde hace meses.
La mayoría cree que el Mundial concentraba mucho la atención y eso hacía hablar a casi todos –en especial en las franjas más pobres– de corners, penales y goles perdidos, en lugar de desocupación, inseguridad y bajos salarios. Nada menos que ocho de cada diez personas sostuvo en la encuesta que el Mundial distraía. De esa mirada deriva la respuesta mayoritaria de que la eliminación afecta a Duhalde. En rigor, en la Casa Rosada piensan lo mismo: Corea-Japón descomprimía un poco el clima político del país.
Ante una lista de políticos, los encuestados también opinan sobre las ventajas y desventajas que supuestamente les va a traer la eliminación. El más favorecido por el fracaso mundialista sería Carlos Menem: parece lógico, la gente piensa que si hay grandes desilusiones, eso le viene bien al riojano, convertido en una especie de “gran fúlmine” nacional.
La mayor de las polémicas estuvo ayer en el reparto de responsabilidades por la eliminación. Los encuestados parecen bastante ecuánimes. Casi la mitad sostiene que no hay responsables del fracaso: viajamos de vuelta porque “así es el juego” o porque “tuvimos mala suerte”. Un porcentaje muy cercano a la mitad también opinó que Bielsa tiene la mayor responsabilidad y tres de cada diez personas pone el acento en el bajo rendimiento de los jugadores.
Es interesante ver por quién van a hinchar de ahora en más los fanáticos argentinos. Mirando los datos, queda claro que en primer lugar van a gritar contra Inglaterra (49 por ciento) y también contra Brasil (25 por ciento). Recién después se ubica en porcentaje un país que los consultados quieren ver ganar, España, que recoge casi el 20 por ciento de las preferencias. O sea que a falta de celeste y blanca, las mayores voluntades van a estar puestas en hacerle cuernitos y gualichos a Beckham, Owen, Ronaldo y Rivaldo.