DEPORTES › HABLAN DE “UNIDAD NACIONAL” TRAS LA CONQUISTA DE LA COPA ASIA
“¡Si el gobierno de Irak fuese al menos tan sensato y tan fuerte como su selección de fútbol!” Este deseo salió de boca de muchos iraquíes después del inesperado triunfo de su equipo en la Copa Asia, el domingo, al vencer 1-0 a Arabia Saudita. Incluso se oyó entre algunos políticos. “Ojalá los futbolistas pudiesen transmitir al gobierno su espíritu de consistencia y unidad nacional”, dijo el vicepresidente Tarek al Hashimi. El político chiíta llamó a los jugadores a organizar una “acción de protesta pacífica en la Zona Verde, para que los políticos iraquíes dejen de lado sus diferencias de opinión”. El vicepresidente no mencionó si los deportistas correrían algún riesgo de atentado entrando en esa zona cerrada y fuertemente vigilada de Bagdad, donde están situados el gobierno y el Parlamento.
El jefe del Ejecutivo, el chiíta Nuri al Maliki, pidió no sólo a los políticos, sino también a todos los iraquíes tomar ejemplo de lo hecho por los “Leones de la Mesopotamia”, como llaman al equipo, que ayer fue propuesto como candidato para recibir el prestigioso premio Príncipe de Asturias. El mandatario sostuvo que el equipo ganó por haber intentado lo imposible y calificó a la selección iraquí como “un símbolo de la unidad nacional”.
El propio Al Maliki no es considerado un líder que alimente el odio entre sunnitas, chiítas, cristianos, kurdos y turcomanos. Pero miembros de grupos minoritarios lo acusan de haber sido demasiado transigente con los “Escuadrones de la Muerte” de las milicias chiítas.
Los medios iraquíes sostenían ayer, un día después de la consagración del equipo nacional, que la principal lección que debía avergonzar a la clase política local era el hecho de que los jugadores del equipo proviniesen de todas las etnias y grupos religiosos del país, y que hubiesen conquistado su objetivo partiendo de las condiciones más desfavorables. El equipo demostró “que ciudadanos sencillos están bien dispuestos a convivir con miembros de otros grupos”.
“El equipo iraquí es árabe, kurdo, sunnita, chiíta, y Yunis Mahmud (el capitán) es turcomano”, escribió INA, la agencia oficial, que también destacó que todos los jugadores estuvieron junto al arquero Nur Saber cuando su cuñado fue asesinado en Irak durante el campeonato.
Además del estrés psíquico que generaba el hecho de haber dejado a sus familias en Bagdad y en otras zonas peligrosas del país, los jugadores también tuvieron que superar otros obstáculos importantes. La prensa iraquí se mostró impresionada por el triunfo, en particular porque los jugadores ni siquiera pudieron volar en primera por motivos económicos, y por los escasos momentos de relajación de los que disponían, dedicados durante horas a complejos trámites con visas y reservas de hoteles.
Hasta el ejército de Estados Unidos felicitó por el triunfo y describió “la unidad y el espíritu de equipo” de la selección como “inspiración para todos los iraquíes”. Aun así, los soldados estadounidenses no se unieron a las celebraciones espontáneas que se dieron en varias ciudades del país.
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