› Por Pablo Vignone
Ariel Robbiani, el piloto de TC más perjudicado en el accidente ocurrido el domingo en la competencia de Rafaela, aseguró que “de haber llevado acompañante, automáticamente se habría matado”.
–¿Sentiste temor o pánico en algún momento?
–Para nada. Sí sentí que se me complicaba cuando vi que el Ford de Juan venía para pegarme en el parabrisas. Por suerte pegó en la trompa.
–Después del accidente dijiste haber buscado salir por la puerta del acompañante, pero que ya había fuego allí. ¿Te diste cuenta de la implicancia de esas palabras?
–Por supuesto. De haber llevado acompañante, automáticamente se habría matado. Creo que la iniciativa de la ACTC de “bajar” los acompañantes fue buena.
–¿Rafaela te atemoriza como circuito?
–No, es un poco peligroso y las chicanas quedaron muy rápidas, pero yo disfruto mucho manejando allí.
–¿Fue cosa del destino haberte salvado?
–No sé cómo tomarlo. Puede ser. Pero más que pensar en eso, me preocupa la amargura que tengo por cómo quedó el auto. Lo habíamos terminado para esta carrera y era la primera vez que estaba como queríamos.
–¿Se puede salvar algo del coche?
–Nada. No sirve más. Es destrucción total.
–¿Por qué rechazaste ofertas de otros pilotos que querían prestarte un auto?
–Mi auto era nuevo y nunca pensé que lo iba a destrozar. Hace cuatro años que no me pegaba una piña, pero podría volverme a pasar la próxima carrera. ¿Cómo hago para devolver un coche destruido?
–En Rafaela, ¿tu acompañante era Dios?
–Es probable que fuera él quien me mantuviera tranquilo para poder tomar las decisiones que tomé hasta salir de ese infierno.
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