DEPORTES › ENTREVISTA CON NORBERTO “RUSO” VEREA
El ex arquero y periodista muestra su mirada crítica a la actualidad del fútbol argentino y asegura que el mensaje que se baja de los medios masivos es distorsionado.
› Por Adrián De Benedictis
La temporada futbolística está dando sus primeros pasos, y las nuevas medidas implementadas ya provocaron diversas reacciones. Norberto Verea, ex arquero y periodista, es uno de los que critica estas determinaciones y también cuestiona el sistema que sigue perturbando al juego.
–Con los nuevos cambios, ¿el fútbol va perdiendo su esencia?
–Lo que pasa es que se ha enturbiado tanto lo esencial en el fútbol, inclusive desde el crecimiento mediático con la aparición de cualquiera hablando de fútbol, y poniéndose a explicar del folklore, de los códigos. Hasta han aparecido palabras que son muy complicadas de hacer reentender el fútbol. Por ejemplo, cuando se habla de códigos, no hay códigos, el código es mafioso. Vos sos buen tipo o sos mal tipo, sos buchón o no. O sabés formar parte de un grupo o definitivamente no, y te importa un huevo lo que se habla en el grupo y no queda.
–Y entonces, ¿qué es lo esencial?
–Lo esencial en el fútbol es el juego, y hace rato que cada vez que se habla de juego la distorsión es mayor. Hablar de juego hasta parece naïf y el contexto en el cual se mueve hablar del juego reúne muchísimas cosas. Cuatro fundamentales: marcar para recuperar la pelota, luego pasar de recuperarla a usarla, para después gestar, y desde ahí ir a la definición. En ese concepto hay tendencias a mayores recuperadores, o a mayores usadores del juego. Hay tendencias más atrás o más adelante. Hay tendencias para aprovechar espacios o para aprovecharse de los espacios del rival para sacar ventajas. Lo que está claro es que nosotros perdimos muchas de las cosas que eran esenciales para el público, porque se llegó a un lugar de dramatismo y el mensaje fue tan nefasto que el que perdía era un idiota que quedaba al margen de todo. O sea, el segundo escalón del podio no existe. Entonces, lo que recibe la masa es la idiotización mayor. Vos ves el fútbol en Argentina y las caras son de dramatismo.
–En definitiva, ¿se perdió toda la esencia?
–Sí, hace rato que se perdió lo esencial, porque lo esencial es, desde la competencia misma, exigir que la competencia sea cada vez más linda. Hablar de lindo es un pecado, y no mezclo si es o no espectáculo porque es claro que lo es, porque cada vez ahonda más la pelea por la media para mostrarlo. Entonces que no me vengan a decir que si querés un espectáculo hay que ir al teatro. Es mentira. Pero la mala leche nosotros la dejamos que fluyera, y que se mezclara con lo que supuestamente era la viveza criolla. Mentira. Esto hay que condenarlo.
–¿Y cómo recuperamos el juego? ¿Con buenos jugadores?
–Se recupera teniendo mensajes de los entrenadores. Sobre todo para que los futbolistas reciban esos mensajes para liberarse un poco más. En el sentido de que decididamente tengo la tranquilidad de equivocarme. Hay una dependencia del jugador; se terminaron aquellos temperamentales que discutían hasta lo último con los entrenadores y con sus propios compañeros. La mirada al banco es prácticamente total.
–¿Los jugadores tienen miedo de rebelarse?
–El jugador no se rebela porque entendió que este negocio está tomado desde el empresariado, y el jugador le da más bolilla al empresario que al entrenador. Porque encima se ha perdido todo tipo de pertenencia. El dirigente habla del club, pero lo que menos quiere es tener un club, porque tener un club es un costo y un gasto supuestamente excesivo y hasta innecesario. Eso es una gran mentira, porque con la plata que entra al fútbol, después me dicen que la pileta es la que lo funde. O tener 60 mil socios no sirve, porque después tenés que darle instalaciones para esos socios. Estas entidades sin fines de lucro fueron un bastión de contención durante 100 años. Cuando el fútbol llega y se mete en este volumen de negocios, lo que menos le importa es la gente. Entonces, cuando (Julio) Grondona te dice que el ejemplo a seguir es Boca, no es gratuito. Primero por el éxito, lo cual hay que aplaudir, pero Boca hoy es un equipo de fútbol y un equipo de basquet. Y si querés ser socio de Boca no vas a poder, y si entrás y tenés tarjeta de crédito mejor, y si no pagámelo en Pago fácil. No son boludos cuando logran el objetivo.
–¿Y al sacar al público de la cancha le quitan algo clave?
–Claro, ahora van a dejar afuera a la mitad y te van a acostumbrar que te quedes en tu casa o en el bar. En el bar te podés matar, porque nosotros desgraciadamente socializamos mal, y el que tiene otra camiseta es un enemigo. Y ahí está el mensaje. La guerra, la muerte.
–¿Hasta dónde seguirán castigando al fútbol?
–No hay límite. Pensá que ahora que le dieron más guita los dirigentes están chochos. Nadie pelea por el reparto, que está mal hecho. Acá tener la camiseta de Boca o River representa que tus jugadores valgan un 50 por ciento más que vistiendo la camiseta de Estudiantes. En tres o cuatro años más, Boca y River te sacan 30 o 40 millones de diferencia. Y nadie dice que el contrato se prolongó hasta el 2024 (oficialmente se reconoce hasta el 2014), nadie levantó la voz. Yo te doy los cinco partidos codificados, pero vos me das más años. Mientras llueva plata esto no se para.
–¿Y la violencia no se podrá combatir nunca?
–Antes eran un montón de boludos pesados, que iban al frente y ganaban preponderancia ante otros. Eso le daba la posibilidad de no pagar el micro y de llevar la bandera. Cuando empezaron a ser utilizados políticamente, cuando empezaron a recibir un dinero que ni en el trabajo conseguían, esto se convirtió en una profesión. Ahí metieron lo peor, porque le dieron al sinvergüenza, al ladrón, una profesión. Y nosotros no la condenamos. Si nos cruzamos por la calle al Turu (Oscar) Flores, agarramos al nene y le hacemos sacar una foto. Pero seguimos caminando y a la otra cuadra le sacamos con Alan (Schenkler, uno de los líderes de la barra brava de River). Fijate que (Marcelo) Lombilla (representante de jugadores) tiene más plata que un club, (Gustavo) Mascardi tiene más plata que un club, (Fernando) Hidalgo no sólo tiene más plata, sino que compra equipos de automovilismo.
–¿A los clubes les conviene que haya violencia?
–No creo que les convenga. A la que le conviene es a una parte de la maquinaria. Y los que dicen que lo van a resolver no resuelven nada. Porque no hay decisiones políticas fuertes, porque la política está entongada. Nosotros sabemos quiénes son los barras y sabemos muy bien a quién hay que atacar.
–El rol del periodismo, ¿qué porcentaje de culpa tiene?
–Creo que se perdió el rol fundamental, que es informar. El entretenimiento se lo comió todo. Es todo joda. No hay líneas serias de pensamiento, de debate. Y desde dónde va a haber cuestionamiento. Encima está el que admirás cuando escribe y detestás después porque hace de payaso de otro discutiendo en televisión. No hay referencias. Yo necesito que los intelectuales intervengan, a (León) Rozitchner, ¡que sacuda, viejo!, a (Tomás) Abraham lo mismo.
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