La propuesta de Independiente quedó clara desde el arranque. Por eso, lastimó cada vez que atacó, pero sufrió mucho al momento de defender. Y con esos vaivenes, sumados a la actitud también ambiciosa de Lanús, se armó un partidazo que se terminó volcando en favor del equipo de Troglio con un increíble 5-3 por los errores del fondo de Lanús.

Había muchas chances frente a los arcos, y el que primero acertó fue el visitante: aprovechó una avivada de Lautaro Acosta, que anticipó a Assman en un centro de Valeri y marcó el gol con un cabezazo. Lejos de inquietarse, Independiente encontró muy rápido el empate, a través de su jugador más importante: Denis. El goleador recibió una buena habilitación de Oyola, controló la pelota con jerarquía y resolvió con un derechazo cruzado para someter a Bossio. A esa altura, el mediocampo era una zona de tránsito, con dos equipos que sumaban mucha gente en ataque y no resolvían con solvencia los problemas que se le planteaban en la última línea. Por eso, de un error del fondo de Lanús nació el segundo tanto de Denis, que capturó un mal despeje y definió con un derechazo violento que dejó sin chances al arquero.

Parecía que Independiente iba a asumir el control del juego a partir de ese momento, aunque una distracción en un tiro libre lo volvió a dejar mano a mano. Es que nadie tomó a Salomón en el centro de Valeri y el volante central desvió la pelota con su toque suave que descolocó a Assman. Fue entonces cuando apareció el mejor funcionamiento colectivo de Independiente, que culminó una gran maniobra de conjunto con un centro de Denis para que Sosa marcara el tercer gol con una entrada por el medio.

Otra vez en ventaja, Independiente volvió a fallar al momento de manejar la diferencia. Siguió en el intercambio de ataques y lo pagó con un pelotazo cruzado de Valeri que resolvió Peralta en su primera intervención. Pudo perderlo, pero Acosta pifió un gol increíble a un par de metros del arco vacío. Tras la expulsión de Sand, Bossio le regaló el gol de la victoria ante un débil remate de Montenegro. Y, para colmo, el Rolfi decoró el triunfo con un toque sobre el arquero, tras otra falla de Ribonetto.