Tigre vivió una tarde de fiesta. En su retorno a la máxima categoría venció a Gimnasia en La Plata 1-0 con un golazo de Martín Galmarini. El equipo de Diego Cagna, respaldado por una multitud, mantuvo la base del ascenso y dejó una buena imagen en su primera presentación. Gimnasia no aprovechó su momento y extendió su flojo presente.

El primer tiempo fue todo del local. Gentiletti, a los 10, cabeceó en el área chica y la pelota salió pegada al palo de Islas, quien iba a ser clave para mantener el cero con tres grandes intervenciones, dos ante el uruguayo Leal y una ante el también oriental Silva. Antes, un tiro libre de Federico Domínguez se había rosado el poste derecho del arquero de Tigre. El segundo tiempo fue mucho más parejo. Y Tigre se animó más. Se soltó. Con Román Martínez, que fue siempre el receptor del primer pase, y con Ereros (el único de los titulares que no jugó en la B Nacional), que le daba la cuota de velocidad y vértigo que necesitaba. Por eso fue justo el golazo de Galmarini entrando como 8, en diagonal y sacando un derechazo fortísimo que se le metió por arriba a Cejas y se clavó en el ángulo derecho. Con la ventaja y con Matías Córdoba –importante en el final– en cancha, el equipo de Cagna fue sólido y manejó el trámite sin sobresaltos a pesar de quedarse con un hombre menos por la expulsión de Castaño. Consiguió el gol y lo cuidó. Como aquel Boca de Bianchi, escuela del hoy técnico de Tigre.