En Liniers, Vélez y Tigre empataron 1-1 y el equipo de Diego Cagna no pudo quedar como el único escolta de Independiente. Sebastián Ereros, un ex velezano que le dedicó su

gol al técnico que no lo tuvo en cuenta, puso en ventaja a los de Victoria, pero Víctor Zapata marcó el empate para el equipo que todavía dirige Ricardo La Volpe.

Los dos equipos llegaron al encuentro de ayer en los polos opuestos, tanto en lo futbolístico como en lo anímico. Vélez con un flojo panorama deportivo e inmerso en un confuso episodio: no se sabe bien hasta cuándo seguirá su técnico y, mientras tanto, los hinchas le piden a Carlos Bianchi –que estuvo en el palco– que retorne al equipo. Tigre todo lo contrario: en la cima de su rendimiento, y con la moral en alza debido a la buena victoria ante Racing dentro de un campeonato perfecto.

Así, el comienzo del partido pareció una continuidad de las dos realidades. Tigre golpeó rápido y lo hizo dejando bien en claro las flaquezas de Vélez: Lima no pudo despejar y Ereros –su pase pertenece a Vélez, pero La Volpe no lo quiso– no perdonó.

Con el correr de los minutos, Vélez se fue acomodando al partido y rebelándose ante el buen juego del equipo visitante. El empate llegó como consecuencia del juego, tras un tiro de esquina desde la derecha que Zapata impactó de cabeza y superó a Islas.

En la segunda parte, Vélez lo pudo haber ganado pero sus delanteros pecaron de individualismo y no concretaron varias chances claras. Tigre, en cambio, de a poco, fue aceptando el empate como un punto valioso para la tabla que siempre debe mirar y entendiendo que cuando no se juega bien es bueno sumar. Y el equipo de Cagna lo sigue haciendo.