Jue 05.09.2002

DEPORTES  › LA SELECCION DE BASQUETBOL VENCIO 87-80 AL DREAM TEAM EN EL MUNDIAL

Nada se compara con esta victoria

Ha sido una de las hazañas deportivas más grandes de la Argentina, quebrándole el invicto al equipo más poderoso del planeta, en su casa y por el torneo más importante. Ahora espera Brasil y el título no es una quimera.

Histórico. Inolvidable. Conmovedor. Espectacular. Y todos los adjetivos que se le ocurra. Con una tarea sensacional de todos sus integrantes, la Selección Argentina dio el mayor batacazo en la historia del básquet. Por primera vez desde que compite con la FIBA, un equipo de la NBA perdió un partido. Desde 1992, cuando se conformó el Dream Team para los Juegos Olímpicos de Barcelona, Estados Unidos traía un invicto de 58 triunfos consecutivos. Hasta ayer. Hasta que se cruzó por su camino el conjunto de Rubén Magnano en su propia casa. Hasta que Emanuel Ginóbili les mostró que es un auténtico NBA. Hasta que Andrés Nocioni dejó en claro que su potencia es cosa seria. Hasta que Fabricio Oberto, Luis Scola y Rubén Wolkowyski demostraron que pueden soportar en defensa a cualquier gigante. En definitiva, hasta que Argentina lo derrotó 87-80 y se adjudicó el Grupo F del Mundial. Ahora, en cuartos de final, el rival será Brasil, pero eso será otro capítulo.
Argentina arrancó con toda la concentración necesaria para ganar una partido semejante. Con una conducción muy sobria de Juan Ignacio Sánchez, las penetraciones de Ginóbili y Sconochini, y una soberbia labor de los internos, que dominaron en la lucha aérea, el conjunto de Magnano comenzó a sacar rápidas ventajas. Los estadounidenses no podían entender lo que sucedía en la cancha, por lo que buscaron a través de los golpes intimidar a los jugadores argentinos. Sin embargo, lejos estuvieron de lograr el objetivo. Los pibes no se achicaron. La mejor prueba fue una tapa memorable desde atrás de Scola a Jermaine O’Neal, que motivó que el grandote lo pisara en el suelo cuando el argentino ya le había quitado la pelota. Con una gran defensa, el triunfo parcial 34-21 fue la real diferencia que existió entre los dos equipos.
A medida que transcurrían los minutos, los estadounidenses endurecían su defensa e intentaban forzar situaciones. Pero Argentina siguió con su juego, con paciencia para encontrar siempre al compañero mejor ubicado y con una gran decisión para ir a pelear los rebotes en el tablero americano. Así, tanto Oberto, Nocioni, Scola y Wolkowyski disfrutaron de segundas opciones, que le dieron al equipo puntos fundamentales. Luego de alcanzar una máxima diferencia de 20 puntos cuando se jugaba el segundo cuarto, los estadounidenses encontraron algunos triples, que les permitió irse al descanso con un 37-53 que prenunciaba la catástrofe.
El tercer cuarto fue el momento más crítico de la Argentina. La rapidez de Andre Miller complicaba a Montecchia, y la cada vez más asfixiante marca en el perímetro provocaba pérdidas. De esa manera, los locales encontraron tantos fáciles a través de sus corridas. Para colmo, a Ginóbili lo aislaron bien, por lo que el equipo se quedó sin gol. Sólo la notable tarea defensiva posibilitó disimular ese mal momento. Luego, cuando el bahiense apareció en toda su dimensión y Oberto encontró su espacio para anotar un par de volcadas, el equipo recompuso su imagen. Ya no había tiempo para más. Sólo para Argentina festejar la mayor hazaña de su historia.

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