Sin lucir y lejos de su mejor nivel, David Nalbandian se metió en la segunda ronda de la Copa Telmex al derrotar 6-3, 6-3 al australiano Peter Luczak. El cordobés cometió muchos errores y apenas mostró pinceladas de su talento, pero su jerarquía le alcanzó para vencer a un rival de otro nivel. Ahora, en la siguiente instancia se medirá con el vencedor de Eduardo Schwank y el italiano Fabio Fognini.

Como cada año y en lo que ya se está convirtiendo en una tradición, el Buenos Aires Lawn Tennis se vistió de gala para recibir un torneo cada vez más paquete. Promotoras, grandes marcas, atracciones para los visitantes, juegos para los chicos y, como novedad, hasta una pantalla gigante para ver las repeticiones de los puntos en el court central, son condimentos que nunca faltan. Incluso, al sacar la pileta ubicada pegada a la cancha, los accesos son mucho más cómodos, lo que ya no genera las aglomeraciones de ediciones anteriores.

Y en ese contexto, Nalbandian se sumó a la fiesta. No tanto por el tenis. Su grito de “nooo, bestia”, con tonada cordobesa, se escuchó en varias ocasiones, ante palazos que se le iban largos. Pero se lo notó más contento, animado con la gente y mucho más simpático que en ediciones anteriores. ¿Una muestra? Ya con el triunfo consumado, cumplió con el ritual de jugar un peloteo con un espectador. El afortunado, un pibe que rondaba los 13 años y que le pegaba bárbaro a la pelota, apareció en ojotas, lo que motivó las cargadas del cordobés y llevó al chico a jugar descalzo. Y ante un revés apenas largo de su improvisado rival, fue rápido a marcar el pique, como si se tratara de un partido, todo en un tono muy divertido. En sus palabras, tal vez se encuentre la explicación. “No hay presión, es lindo jugar acá. Se siente el apoyo de la gente y se disfruta muchísimo”, comentó el jugador entrenado por el director del torneo, Martín Jaite.

Un rato antes, no había estado tan conforme. Ante un rival con una velocidad de pelota distinta a la suya, Nalbandian cometió varios errores no forzados, que derivaron en que el marcador no reflejara la diferencia entre ambos. Claro que cuando la situación apremiaba el argentino encontraba winners y un servicio muy sólido para volcar la balanza a su favor. “En esa parte estuve bien, pero cometí muchos errores no forzados. Hay que bajar esa parte para tener más chances. Por eso no me voy tan contento”, reconoció el cordobés, aunque aclaró que el viento que cruzaba la cancha lo complicó.

De acuerdo con el cuadro, la lógica indica que en cuartos de final se cruce con el italiano Potito Sarace y luego con Juan Chela o el español Nicolás Almagro. Por eso, la ilusión del argentino es bien concreta de mejorar su actuación en un certamen en que nunca tuvo buenas actuaciones, ya que el año anterior quedó afuera en el round-robin con Guillermo Cañas y el peruano Luis Horna (que anoche jugaba con el tandilense Máximo González). Y su mejor actuación fueron los cuartos de final en 2002 y 2003, cuando cayó ante el chileno Nicolás Massú y ante Guillermo Coria.