DEPORTES › SAN LORENZO IGUALO SIN GOLES CON EL CRUZEIRO DE BELO HORIZONTE
Lleva cuatro partidos sin marcar tantos y se desdibujan sus aspiraciones en la Copa Libertadores. Fue superior al rival, pero no pudo reflejarlo en la red. Y ahora se viene River por el Clausura.
Va, y va, y va... pero el arco rival nunca se abre. Y no es que le escaseen las situaciones de gol: por el contrario, las produce en cantidad y tono deseados. Pero la última puntada, el remate final, el toque postrero, se empeñan en encontrar a un arquero bien parado, un poste, la raya de fondo. San Lorenzo lleva cuatro partidos sin convertir goles y, aunque anoche logró revertir la racha de tres derrotas consecutivas, los hinchas, los jugadores, los dirigentes y el cuerpo técnico se fueron rumiando bronca por un empate sin goles ante el Cruzeiro de Belo Horizonte, que pudo haber sido, tranquilamente, la primera victoria del equipo de Ramón Díaz en la edición 2008 de la Copa Libertadores. Sin embargo, en dos presentaciones acumula sólo una unidad y los puntos que se le escapan de las cuentas podrían ser decisivos un par de fechas más adelante.
San Lorenzo jugó mejor el segundo tiempo, cuando se serenó. Porque había arrancado a mil, presionado por la victoria, dispuesto a meter el segundo gol antes que el primero. Esa iniciativa casi frenética, que transformaba a D’Alessandro en parte del circuito (el volante estrelló un remate en el palo), pero que no encontraba las respuestas necesarias en Bergessio o Silvera, terminó de acomodar en la cancha al Cruzeiro, un equipo compacto, que las pasó feas por momentos, pero que se empeñó en darles velocidad y salida clara a los contraataques. Orión tuvo que taparle un par de situaciones picantes a Moreno.
Hubo mejoría en el complemento, en el sentido de que el conjunto argentino trató de no dejarse dominar por el reloj ni de exponerse tanto a los contragolpes visitantes. Díaz movió el banco, Romeo entró para ver si concretaba lo que a Bergessio no le terminaba de salir bien y empezó a creer que se le iba a dar una buena.
Pero Fabio le tapó un sensacional cabezazo a Silvera, Romeo no pudo aprovechar una afortunada cesión de Adrián González, Aureliano Torres desperdició su remate por arriba del travesaño. La puntería, esa desconsiderada, cimentaba entonces la idea del 0-0.
También lo tuvo Cruzeiro en una magnífica jugada de Fabricio, robándole la pelota a D’Alessandro, poniéndosela en la cabeza a Marcel. Le sacó viruta al poste.
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