DEPORTES • SUBNOTA
› Por Gustavo Veiga
–En el libro de Luis Majul, Los nuevos ricos de la Argentina, usted dijo que se había cansado de ganar dinero entre 1976 y 1980...
–Sí, es correcto. Yo me había convertido en un bolsero de la vía pública, tenía cuentas de publicidad como las de Nestlé, Peñaflor, Molinos Río de La Plata, Renault y mis propias pantallas municipales como también les alquilaba a terceros. Era una época muy próspera en la actividad y se facturaba muy bien. Se ganaba mucho dinero.
–En esa época de prosperidad publicitaria que usted describió en la ciudad de Buenos Aires, ¿cómo hacía para entenderse con el intendente, el brigadier Cacciatore?
–Yo me había presentado a licitación por las pantallas en 1974, ’75, y la gané porque ofrecí un disparate y después apareció la inflación. El Rodrigazo. Mi contrato a diez años no se indexó, pero sí la tarifa, hice una diferencia importante en esa época y fue producto de la casualidad.
–¿No tuvo un padrino político durante la dictadura que le permitiera hacer esos negocios?
–No, jamás. Al contrario. Tuve serios problemas con la municipalidad de Buenos Aires en la época de Cacciatore porque me querían sacar la concesión. Y trabajé mucho para que no ocurriera.
–A propósito del trigésimo aniversario del Mundial ’78 que se cumple durante este mes, ¿hizo campañas durante esa etapa vinculadas con el torneo?
–No, para el Mundial no. Yo iba a la cancha, compré abonos para ir a ver los partidos de Argentina y no pensaba en el fútbol, en el que me metí de manera accidental porque hacía el programa El deporte y el hombre, con Pancho Ibáñez. Muchos conocen esa historia donde prácticamente me obligaron a tomar los derechos de los partidos porque la AFA había tenido una serie de conflictos con Canal 7.
–¿Qué recuerdo le queda del título que ganó la selección nacional mientras los militares hacían desaparecer a 30 mil personas y elevaban la deuda externa con los gastos del torneo?
–Yo, si usted quiere, en ese sentido soy muy naïf. Estaba muy metido en cómo crecer, cómo desarrollarme, en cómo proteger a mi familia, que no veía lo que pasaba. Era muy naïf en el sentido de, por lo menos, no haberme involucrado sentimentalmente en todo lo que ocurría.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux