La empapelada de afiches callejeros no resultó en absoluto ingenua. “Volvé Bilardo, volvé campeón”, decían los letreros con fondo azul que aparecieron el viernes en Buenos Aires. No era la primera vez que el ex técnico y ahora funcionario deportivo de la gobernación bonaerense recibía esa adhesión. Ya había pasado algo similar allá por noviembre de 2007, tras una derrota del seleccionado con Colombia por 2 a 1, también en Eliminatorias como ahora. “Bilardo o el fracaso, volvé por favor”, mencionaban aquellos carteles.

Lo llamativo de estas demostraciones de respaldo al ex entrenador es que pretenden instalar la idea de su regreso al seleccionado, que abandonó después del Mundial Italia ’90. Y Bilardo, que se sepa, no quiere volver a dirigir un equipo, pero sí está obsesionado con conducir algo más complejo como la AFA. El año pasado, cuando Grondona fue reelegido en la presidencia por un nuevo período (2007/2011), se había ilusionado con sucederlo. El veterano dirigente, muy obcecado, se presentó contra la voluntad del doctor Bilardo y éste se sintió despechado. Pensó, quizá por error, que sería respaldado por el establishment del fútbol, como ocurrió en Alemania con Franz Beckenbauer y en Francia con Michel Platini, dos ex futbolistas como él que se volcaron a la política deportiva.