Boca hizo casi todo bien: fue discreto pero seguro en el fondo, porque Burdisso y el debutante Crosa no cometieron errores y los laterales, Martínez y Forchetti, que prácticamente no se sumaron al ataque, apoyaron en la marca, sin lujos pero con prolijidad. En el medio, Serna, Traverso y Battaglia se las ingeniaron para complicar y cortar el circuito de la poderosa línea de volantes del conjunto de Ramón Díaz, que sólo tuvo un cuarto de hora contundente, justo después de la apertura del marcador, pero luego no consiguió mantener ese ritmo y perdió la pelota, generando algunas contras peligrosas; aunque éstas no prosperaron. Arriba, fue Riquelme el que brilló. Un poco más adelantado que de costumbre, el Diez de Boca obligó siempre a los defensores rivales y hasta logró llegar dos veces más a la puerta del área chica –la primera fue el golazo, a los 4 minutos– desparramando a sus eventuales marcadores, para aquí y para allá, aunque no consiguió definir. Lo malo de Boca fue Guillermo, que había empezado bien, rápido y categórico, pero luego terminó haciéndose echar sonsamente, y Delgado, descomunal en la habilitación para el 1-0 a Riquelme, pero demasiado atolondrado frente a Comizzo en las tres oportunidades clarísimas que tuvo para definir el partido.