El declive en la adquisición de figuras y la consiguiente fuga de futbolistas hacia España tuvieron su punto de partida en Inglaterra, cuando los impuestos subieron del 40 al 50 por ciento. La medida del primer ministro, Gordon Brown, supone que Cristiano Ronaldo (foto), aun con sus ingresos gravados al 43 por ciento, pagará menos en el Real Madrid que si se hubiera quedado en el Manchester United.

Acostumbrados a tributar en Rusia el 13 por ciento de impuestos, los jugadores de ese país, como la figura del Arsenal inglés, Andrei Arshavin, se sienten despojados cuando llegan a Inglaterra. Por esa razón, en España dicen que desde el portugués Ronaldo hasta el francés Karim Benzema, que lo siguió al Real Madrid, optaron por la Liga Española antes que la Premier League. Uno la abandonó y el otro prefirió ir desde el Olympique de Lyon al club de Alfredo Di Stéfano antes que al Manchester United o al Arsenal.

Un estudio dado a conocer por la consultora Ernst & Young en 2007 determinaba por entonces que el costo fiscal promedio de un futbolista estrella en España con ingresos anuales por 2 millones de euros podía ascender a 680 mil euros. Francia, hace dos años, superaba ampliamente esa cifra: llegaba a 3,5 millones e Italia la seguía con 2 millones. Ahora, esas diferencias se han equiparado. Sin ley Beckham –todo indica que la enmienda regirá a partir del 1º de enero– puede que la orgía de compras que lideró el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, encuentre su dique de contención.

Parece que en Europa algunos gobiernos se decidieron a cortarle el chorro al fútbol todopoderoso y que Michel Platini, el presidente de la UEFA, tenía bastante razón cuando denunció que invertir 94 millones de euros en Ronaldo le parecía algo “indecente”. ¿Qué dirá ahora Jorge Valdano, transformado en defensor de compras como ésa?