Mar 04.01.2011

DEPORTES • SUBNOTA  › HISTORIAS DE SACRIFICIO EN LA RUTA DEL DAKAR, CAMINO A TUCUMáN

La aventura se vive en la cola más que en la punta

La aventura del Dakar no se vive tanto en la punta como en la cola de la carrera. Mientras los líderes duermen pensando en la etapa del día siguiente, otros todavía no completaron su labor y penan entre las sombras y las fallas mecánicas. Los casos se multiplican a medida que el Dakar profundiza su exigencia.

Por ejemplo, el francés Alain Duclos terminó la prueba especial del domingo, en San Agustín (Córdoba), a las 21.45. Había salido a la madrugada de Victoria (Entre Ríos). El piloto oficial de la casa Aprilia rebasaba la línea de meta con un retraso de más de cinco horas respecto de los punteros. “Ha sido una auténtica pesadilla. La etapa hubiera sido magnífica si no fuera porque la he recorrido a dos por hora, de noche. De no ser por los problemas mecánicos, habría disfrutado de lo lindo. Mi mecánico ha cometido un pequeño error –explicó el francés– y las consecuencias han sido nefastas. El problema ha sido que se le olvidó montar una pequeña pieza que vale dos euros tras cambiar la rueda. El tren trasero explotó después de 50 kilómetros. Arreglar el problema con la gente que había en la ruta me hizo perder cinco horas. Vamos a intentar continuar y disfrutar, a ver si conseguimos remontar posiciones de aquí a unos días.” Ayer, Duclos llegó a Tucumán ubicado 165º entre 167 motos, a más de seis horas del líder Cyril Despres.

Mucho peor la pasó el chileno César Zuleta, con su Toyota. Recién pudo terminar el especial, que había empezado en la tarde del domingo, a las 7.40 de ayer. Salió a la ruta con todo el tránsito cotidiano, y tenía que llegar a Córdoba, final de la etapa, antes de las 12.40 de ayer, previa reparación de su máquina. No llegó. Zuleta es el mismo piloto que en diciembre se había accidentado ensayando en el desierto de Atacama, cerca de Antofagasta.

Por eso parecen broma las quejas de Carlos Sainz, el líder del Dakar: “La etapa de hoy, como la de ayer, ha sido muy difícil. He vuelto a sufrir por el problema de los limpiaparabrisas, que no funcionaban. Durante una decena de kilómetros no tenía visibilidad, así que he tenido que conducir muy despacio. No entiendo por qué seguimos teniendo este problema, ayer los mecánicos lo verificaron todo...”. Sainz maneja un VW Race Touareg 3 que tiene hasta aire acondicionado y cuando llega al final de cada etapa, hay 72 mecánicos para atender los cuatro autos del equipo. Ayer estuvieron atareados reparando el auto golpeado del estadounidense Mark Miller.

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