Si quedaba alguna duda, Carlos Moyá demostró toda su jerarquía de un top ten al vencer 7-6, 6-1 a Gustavo Kuerten, a quien demolió de a poco y no le dio ninguna opción de revertir la situación. El español jugó de menor a mayor, y cerró el partido con tres devoluciones de saque extraídas de un manual ante un Kuerten que terminó desgastado y, hasta desdibujado.Tras el durísimo partido ante el peruano Luis Horna, Moyá comenzó regulando el juego, lo que determinó que el brasileño sacara ventajas rápidas. Con su poderoso servicio, Kuerten no tenía problemas para conservar su saque, en cambio a Moyá se le presentaban dificultades para mantener el suyo. Pero de a poco, el español encontró variantes en su juego, tomó confianza con su derecha y comenzó a exigir a que Kuerten pegara en movimiento. “Me olvidé de que lo que lo tenía enfrente a Kuerten y empecé a realizar lo mío”, explicó el mallorquín. Tras quedarse con el primer set en el tie break, Moyá terminó de soltarse y jugó el mejor tenis de toda la semana. Quebró dos veces muy rápido, y con esa tranquilidad manejó los tiempos, ayudado también por un Guga que se mostraba demasiado errático. Fue un festival del español, que movió a Kuerten por toda la cancha y en varias ocasiones lo dejó parado con sus golpes. Una tarea sensacional. “Si no fue perfecto, estuvo muy cerca de la perfección. Estuve muy metido adentro de la cancha, lo que me permitió dominar los puntos”, admitió Moyá, que dio un dato: “Para ganar un torneo, yo pienso que hay que sufrir un poco. A mí me pasó con Horna, y la confianza que te da ganar un partido en el que no jugaste bien es clave para el día siguiente”, dijo Moyá. Buenos Aires le sienta bien:nunca perdió.