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Jugando entre gente grande
› Por Ariel Greco
Hay detalles de conducta, de calidad personal que definen a la gente. A los tenistas, en este caso. Ayer, la grandeza de Carlos Moyá y Gustavo Kuerten quedó demostrada en una pelota. Tras jugar un gran punto desde el fondo, el brasileño tiró un drop shot milimétrico que apenas rozó la banda y picó sobre la lateral. Sin embargo, el juez de línea la cantó mala. Guga amagó una protesta, aunque resignado se volvió al fondo. Ante esa reacción, el árbitro no bajó de la silla y se quedó con la decisión de su juez de línea. Sin embargo, el que sí insistió para que verificara el pique fue el propio Moyá, lo que sembró dudas en el umpire. Al bajar y comprobar que efectivamente la pelota había tocado el fleje, el árbitro cambió el fallo, con el que el punto fue para Kuerten. En la conferencia de prensa, Moyá recordó la jugada y volvió a sorprender. “Para mí había sido mala, pero como Guga dudaba...”, señaló. Lo más llamativo de todo, es que ese tanto significaba un set point para Kuerten.
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